Que suene la música…

Claudia Pérez Atamoros

As time goes by, Casablanca.

Era tu sello musical; el verbal, aquella oración de El Principito “solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”.
Te conocí en 1983. Iniciaba al aire “Música y algo más”. Permanecimos en él, de principio a fin, dos de tus tres niñas. Llegó 1986 y con el último mes de ese año, se cerró un ciclo como tu co-conductora. Hicimos además, juntos, la gala de la inauguración de la Red Imevisión. Nos perdimos la pista mucho tiempo. Y luego, comenzaron una y otra vez los encuentros y desencuentros. De 1983 a 2019.
Tú, siempre, consagrado y prestigioso comunicador. Te fuiste a Morelia y allá creciste al cobijo del gobierno del lic. Cárdenas. De pronto, aquello se terminó y tú emigraste a Sonora.
Rápidamente leíste a la sociedad hermosillense y te adaptaste a ella.
Nos reencontramos con motivo de que Ga-Bí quería que le escribieras el prólogo de la bomba que iba a lanzar: Como carne de cañón. Al final no pudiste y luego cuando iba a sacar la parte II, lo alcanzaste a escribir pero ella falleció.
Era el arranque del siglo XXI. Estabas entonces en radio Sonora. Me invitaste a colaborar y acepté. Otra despedida. Nos reencontramos recién fallecida Ana Sol, tu compañera de vida por más de 50 años. Corría el año de 2010. Ahora estabas en otra estación. De pronto apareció en tu vida Gabie Lazkano y te deslumbró. Comenzó a hacer trabajos contigo y me diste las gracias. Luego supe que te casaste con ella y no terminarían de divorciarse hasta unos años después, un dolor de cabeza me contaste en aquel encuentro en la Ciudad de México. Luego en XDL, la fuerza de la palabra. En Mangas de Camisa y luego en otro más. Volviste a invitarme, volví a aceptar. Luego, encontraste a una vieja amiga de Morelia, que se dedicaba a la música infantil y te casaste con ella pero se fue de budista y te dejó (2014). Eso me confesaste. Andabas desolado. Pero, la vida te tenía preparada una sorpresa. Lulú con quien te casaste y te acompañó hasta el final.
En tu vida profesional trabajaste siempre al lado de mujeres. La primera fue tu esposa Anasol. luego, Cristina Rubiales. Entre ellas,y muchas, yo.
Tras colaborar juntos en XDL la fuerza de la palabra nos perdimos de vista. Quizá hubo algo intermedio, no lo recuerdo con claridad. Un día, me enteré de un escándalo que protagonizabas, hiciste arder las redes. Trabajabas entonces en Telemax, de nuevo, y en tu noticiario hiciste un comentario editorial que terminaste con la frase: …”yo la mando matar”.
Un error terrible, imperdonable. Te consumiste en la hoguera. Telemax te corrió y te retiraron el permiso para trabajar en medios.
Decidí escribir un texto en el que claramente traté de minimizar tu metida de pata. los tiempos habían cambiado y no podías ser más el inquisidor de nadie, menos de una maestra.
No tenías perdón, me escribiste agradeciéndome.
Al poco tiempo me llamaste. Te habían perdonado y regresabas a la radio. Me invitaste y acepté.
Estabas ya en Grupo Larsavision. Y tenías una compañera que supe de inmediato era una periodista de excepción. Soledad Durazo. Trabajé incluso contigo en Los Romano a las nueve junto a Lulú, tu mujer.
En 2019, las aguas se alebrestaron y pusimos, una vez más, tierra de por medio. Nunca pensé que sería la definitiva. Me dejaste toda esta época a una maestra, periodista de primera, un ángel, mi querida Soledad. Ya en 2021, me enviaste bendiciones y pactamos esta vez dejar pasar lo profesional.

Hoy leo a compañeras y compañeros tuyos hablar de lo que fue trabajar a tu lado y he de reconocer que todos y todas y todes, hablamos de un Sergio Romano maestro pero con el que no era fácil interactuar. Y sí, nunca nadie dijo que trabajar contigo lo fuera. había que demostrar el doble y muchas, muchísimas veces “apechugar”; otras levar anclas; pero eso sí, ni una sola voz deja de agradecer la experiencia y las durísimas lecciones. Yo suscribo por igual.

Siempre te supe agnóstico. No creías en la resurrección. pero de pronto, un día encontraste el catolicismo. Siempre me intrigó y te lo pregunté. Tu respuesta, que conservo. 14 de febrero de 2015: “hace casi un año, me encuentro con Lourdes sin buscarla, ni siquiera deseando una relación en forma que ambos sabemos y decimos fue “milagrosa”. En la colonia Roma, v
caminamos y entramos a la iglesia del Rosario y ahí hicimos el compromiso de eternidad en nuestra unión y ahí supe, también, que había regresado a casa”.

Maestro, casi nada te detuvo en la vida.
Hoy, 2 de septiembre de 2022, el Covid 19 logró pausar tu existencia. Doce años después de que la muerte cobijó a otro gran maestro, Germán Dehesa.
Sergio, feliz regreso a tu casa.
Para mí has trascendido ya la barrera del tiempo y el espacio.
Quedas en el recuerdo.
Y dejas muchas anécdotas. Buenas y malas.
Que la luz te mimetice una vez más.
Llegó el momento de adular y admirar la eternidad.

Related Posts

Next Post

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más información

Are you sure want to unlock this post?
Unlock left : 0
Are you sure want to cancel subscription?