LA GUARDIA NACIONAL NO DEBE SER INCORPORADA A SEDENA
Antaño caciques, hacendados, latifundistas, dominaban rancherías, municipios, Estados, política y económicamente. Desde los días del Movimiento de Independencia, de la Reforma y en la Revolución Mexicana, había división: insurgentes y realistas, conservadores y liberales, revolucionarios y antirrevolucionarios.
No omito que la Conquista o Colonización Españolas marginaron a los indígenas, pero los españoles europeos recelaban de los criollos, éstos descendientes de los ibéricos, producto del mestizaje que tiene su origen en Mérida, Yucatán, con Gonzalo Guerrero al procrear hijos con una nativa.
Por siglos las luchas estuvieron definidas por la ideología. Se cumplirá, en dos años, el Bicentenario de la República Federal, Representativa y Popular. En la primera sucesión presidencial, en 1829, se enfrentaron corrientes surgidas de las Logias Masónicas, la Yorkina y la Escocesa. Liberales y Conservadores, respectivamente.
En los siguientes 22 años dominó el centralismo de Antonio López de Santa Anna, reimplantándose el federalismo con la promulgación del Plan de Ayutla; tres años después, en 1858, comienza Benito Juárez la etapa conocida como La Reforma que triunfó sobre el imperialismo del austríaco Maximiliano de Habsburgo. Fueron los días de la Restauración de la República.
Con el Siglo XX el liberalismo, proclamado por mujeres y hombres, a través de publicaciones periodísticas, abrió fuego contra la dictadura porfirista. Se organizaron los clubes antireeleccionistas. El Movimiento Armado de 1910 sale avante con la caída de Porfirio Díaz, pero los mexicanos se dividen y pelean entre sí. Villistas, zapatistas, carrancistas, obregonistas y en menor grado, delahuertistas. Los combates se dan en diversas regiones, destacando la División del Norte con Pancho Villa y el ejército del estratega Álvaro Obregón.
Al finalizar la década de los años veinte, aparece el maximato callista, cuyo final, en 1936, abre el paso a los gobiernos sexenales. Ni el socialismo ni el comunismo echan raíces en nuestro país. La llamada izquierda tiene a Francisco J. Múgica Velázquez como el más valioso ideólogo y en Vicente Lombardo Toledano a un promotor del socialismo y el corporativismo en los tiempos del cardenismo.
Para 1940 obreros, campesinos y organizaciones diversas de civiles, están agrupadas en la CTM, la CNC y la CNOP. Los militares efímeramente estarán representados sectorialmente, pero por corto tiempo. Ya estaba formado el Partido Acción Nacional y existía clandestinamente el Partido Comunista, fundado en 1919. Con el gobierno del poblano Manuel Ávila Camacho terminan los militares en la Presidencia de la República, llegando al poder los veracruzanos con Miguel Alemán Valdés.
“LOS POLÍTICOS MODERNOS”
El panorama político de los últimos cincuenta años, es muy singular en un país donde los electores pagan por ir a depositar su voto. Sí, ya lo he comentado, parte del pago de impuestos se destina para “mantener la democracia”, consistente la ayuda en pagarle a los dirigentes de los partidos políticos. De eso ya referimos hace ocho días. Además de citar las cifras millonarias que mal gastan, conocerán la clasificación de “nuestros políticos”.
Los legisladores de todos los partidos y ahora los de Morena, no se preocupan por modificar, reformar o cambiar la legislación electoral en cuanto impedir a que cambie uno de camiseta, como los deportistas, cada vez que haya mejor propuesta. Tampoco impiden que brinquen de un lado a otro consecutivamente, de diputado a senador y reversa; de gobernador a legislador y viceversa. Lo que ya no es competencia de la legislación, por aun negros antecedentes, esos individuos siguen en las nóminas.
Los Camaleones. Sabemos que son animales cambiantes de color, “inclusive, en algunos casos, de los colores menos imaginables”. El cambio obedece a sus estados de ánimo: ira, miedo, rechazo o aceptación. Los machos dominantes tienen colores brillantes; en las hembras ocurre cuando aceptan o rechazan al macho.
Los que andan en la política y se dicen izquierdistas pasan a las filas contrarias, porque donde militan “ya están marginados” y no les cumplen sus aspiraciones.
En el medio político mexicano, no conozco otros, es común el cambio de camiseta. La ideología se hace a un lado. Mujeres y hombres pasan de un partido a otro, no importa la corriente a la que pertenezca. Muchos que se rasgaban la camisa al defender los colores del PRI, los hemos visto como atacan al órgano político que los encumbró y al que dejaron cuando ya no lograron mantenerse en primera línea.
Manuel Bartlett Díaz y Porfirio Muñoz Ledo, son dos casos. No son los únicos. La lista de los políticos es grandecita y nos llevaría mucho espacio. Hay quienes están actualmente en puestos claves y han cambiado de camiseta hasta en cinco ocasiones.
A los dos los conocí en la Facultad de Derecho, UNAM, donde Porfirio tuvo una muy destacada actuación como estudiante y desde entonces, excelente orador, articulista de las revistas Ruta Universitaria y Medio Siglo. En 1954 ingresó a las filas juveniles del PRI, cambiando su militancia en 1987, después de ser miembro de gabinetes presidenciales (titular de Trabajo y Previsión Social y en la SEP), presidente nacional del PRI, la primera senaduría con el tricolor, precandidato presidencial.
Porfirio provocó la división en el PRI junto con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, al organizar la Corriente Democratizadora y crearle problemas al presidente Miguel de la Madrid. Fueron expulsados del entonces partido invencible. Porfirio argumentó derecho de sangre y buscó ser gobernador de Guanajuato; después en el año 2000 consiguió el apoyo del PARM (Partido Auténtico de la Revolución Mexicana) para contender por la Presidencia de la República.
Es el único político que ha presidido dos partidos: el PRI y el PRD, así como y militante del Partido del Trabajo. Finalmente está en Morena, donde el líder y fundador, hoy Presidente de México, lo congeló en su aspiración de ser reelecto como diputado federal. Embajador ante la Unión Europea y en la ONU.
Bartlett Díaz era un político definido ideológicamente como liberal. Lo mismo lo respetaban por su mano dura como funcionario, que imponía miedo a muchos. Ganó mala fama cuando siendo presidente de la Comisión Federal Electoral (CFE) y secretario de Gobernación, en 1988, se “le cayó el sistema” en el conteo de votos que daba el triunfo al candidato del Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc Cárdenas.
El hoy polémico y combatido director general de la Comisión Federal de Electricidad (lo persiguen las siglas CFE) despotrica contra el partido que lo hizo gigante y ataca a los gobiernos anteriores, en los que él estuvo. Es un poblano, hijo de un efímero gobernador de Tabasco, que sirvió al país como secretario de Gobernación y de Educación Pública; secretario general del PRI nacional, donde militó de 1957 a 2012, llegando a senador bajo la sombra del Partido de Trabajo y en este sexenio protegido a morir, por el mero mero de Morena, el de las mañaneras.
El miércoles 23 de este mes, Manuel llegará a los 86 años de edad y el próximo 23 de julio Porfirio apagará 89 velitas. En agosto 23, el Decano de los Políticos, Augusto Gómez Villanueva, PRIista de hueso colorado, será festejado por su cumpleaños 93. Coincidencia, tres destacados políticos nacidos en un día 23.
LAS OTRAS DOS “ESPECIES”
En los corrillos, pasillos, balcones y ventanales de los edificios que ocupan los partidos políticos, el sentido humorístico, el ingenio burlesco, la sátira política, nos lleva a saber que existen los políticos Chapulines, esos animalitos generalmente de color verde que saltan en los prados y brincan de un lado para otro, muchas ocasiones se estacionan en un sitio recóndito, pero vuelven a aparecer. Son grillitos que no tienen relación alguna con el Cri Cri de Francisco Gabilondo Soler.
Estos chapulines de la política entonan al ritmo del lugar donde caen. Miren, saltan de diputados a senadores, de diputados a presidentes municipales, de alcaldes a gobernadores y muchos de ellos regresan al añorado escaño senatorial o a la curul de San Lázaro. Son muchos. No olvidan que don César Garizurieta, coloquialmente conocido como “El Tlacuache” Garizurieta, nos heredó una frase: “Vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error” y unos más son aquellos que no dejan escapar ninguna oportunidad para estar en la nómina oficial. Los hay desde Oficiales Mayores hasta Secretarios y…presidentes que después de su misión, aceptan embajada, dirección de una dependencia. El añorado Pedro Ojeda Paullada, buen amigo, por más de 30 años no dejó de trabajar en el gobierno federal: Procurador General de la República, Secretario de Pesca, oficial mayor en la Presidencia de la República, entre otros nombramientos. Un caso especial: Ernesto Zedillo es empleado de empresas norteamericanas.
Por último comentaré que hace años escuché que al jefe de seguridad del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, omito su nombre, le decían “Cocodrilo”. La curiosidad de tal mote o apodo terminó cuando un funcionario me dijo que esa persona pertenecía a una numerosa especie de los políticos. “Mire Usted, expresó, “Le decimos cocodrilo, porque es trompudo, arrastrado y tiene larga cola que le pisen”. Añadió que abundan sujetos de esas características, en todos lados, y tiene vida esplendorosa.
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