No sabemos exactamente cómo la difunta reina Isabel II logró vivir una vida plena y vigorosa hasta los 96 años. Pero sí sabemos que tenía un hábito, compartido por muchos de sus súbditos en el Reino Unido, que podría contribuir a una vida larga y saludable: ella bebía té todos los días.
Aunque el té no es tan popular en Estados Unidos como en el Reino Unido o en muchas otras partes del mundo, las últimas investigaciones sobre el té y la salud podrían ser suficientes para ganar algunos adeptos en el país. Y los millones de personas que ya beben té pueden dar un sorbo a su próxima taza sabiendo que están luchando contra todo, desde las enfermedades cardíacas hasta el estrés y la pérdida de masa ósea.
Aunque algunas de las investigaciones sobre los beneficios específicos no son concluyentes, “la conclusión es que el té es una bebida saludable”, afirma Jeffrey Blumberg, profesor emérito de nutrición de Tufts University. Después de todo, él y otros expertos dicen que el té es un alimento vegetal. Ya sea negro, oolong o verde, todos los tés verdaderos proceden de las hojas de la planta Camellia sinensis. (Los tés de hierbas, que provienen de una variedad de plantas, pueden tener otros beneficios).
Todos los tés verdaderos contienen compuestos conocidos como flavonoides que son antioxidantes, lo que significa que pueden prevenir o retrasar algunos tipos de daño celular. Algunos flavonoides en los tés, llamados catequinas, parecen combatir la inflamación, proteger los vasos sanguíneos y tener otros efectos potencialmente saludables. Aunque las catequinas son más abundantes en los tés verdes que en los tés negros preferidos en Estados Unidos, no está claro si eso supone una diferencia para la salud, afirma Blumberg. Por un lado, dice, los análisis de sangre han encontrado niveles similares de flavonoides en personas que beben té verde o negro.
Otras sustancias en los tés, incluida la cafeína y un aminoácido llamado L-teanina, también podrían tener beneficios para la salud, dicen los investigadores.
Cada té puede tener efectos diferentes, “pero ese es el tipo de detalle que realmente no hemos contemplado todavía”, dice Marilyn Cornelis, profesora adjunta de Medicina Preventiva en Northwestern University. “Realmente estamos empezando a entender más sobre el té y sus beneficios para la salud”.
Dicho esto, las investigaciones realizadas hasta ahora sugieren que el té podría ayudarte a:
- Vivir más tiempo
Las personas en el Reino Unido que bebían dos o más tazas de té al día tenían un riesgo reducido de muerte durante más de una década de seguimiento, según un estudio publicado en septiembre en Annals of Internal Medicine (en inglés). El estudio, dirigido por investigadores del National Cancer Institute, se destacó porque era grande, ya que incluía a medio millón de personas, y porque estaba integrado en su mayoría por personas que bebían té negro. Estudios anteriores que mostraban que quienes consumen té viven más tiempo se habían centrado principalmente en los consumidores de té verde en Asia.
Una aclaración: si bien estos estudios muestran que las personas que beben té viven más tiempo, no prueban que el té sea una razón. Aquellos que consumen té podrían tener otras características o hábitos, no explicados por los investigadores, que importan. Cornelis, quien fue coautor del estudio reciente, también señala que los británicos amantes del té pueden diferir en algunos aspectos de aquellos que beben té en Estados Unidos, aunque ambos prefieren los tés negros.
Una diferencia, dice Blumberg, es que los británicos tienden a beber su té más fuerte. Sin embargo, el estudio no analizó la fuerza del té.
- Bajar tu riesgo de enfermedad cardíaca
Si el té ayuda a las personas a vivir más tiempo, una razón importante podría ser que protege la salud del corazón. Un estudio reciente de longevidad de personas en el Reino Unido encontró que los que bebían té tenían menos probabilidades de morir de cualquier enfermedad cardiovascular, incluidos ataques al corazón y accidentes cerebrovasculares.
Otros estudios han sugerido que el té podría ayudar a reducir la presión arterial y mejorar los perfiles de colesterol. La inflamación juega un papel importante en las enfermedades cardíacas, por lo que tiene sentido que los flavonoides antiinflamatorios del té puedan ayudar, dice Blumberg.
- Reducir el riesgo de diabetes
Los estudios sobre si el té está relacionado con un menor riesgo de diabetes tipo 2 han arrojado resultados contradictorios. Pero una revisión reciente de múltiples estudios sugiere que los consumidores de té obtienen cierta protección —si beben una gran cantidad de té—. El estudio (en inglés), presentado por investigadores chinos en la European Association for the Study of Diabetes, encontró un riesgo 17% menor entre las personas que bebían al menos cuatro tazas al día.
- Controlar tu peso
El té, como el café, tiene un atractivo obvio para las personas que intentan evitar las libras de más: no tiene calorías, al menos si no le agregas leche ni azúcar, dice Katherine Zeratsky, dietista registrada de Mayo Clinic. Puede ser una alternativa sabrosa e hidratante a tomar refrescos azucarados y otras bebidas calóricas, además de calmar el apetito, dice.
Algunos estudios sugieren que la combinación de cafeína y catequinas en el té podría ayudar a las personas a quemar más calorías y grasas. Pero todavía no está claro si tiene algún efecto real sobre el peso.
Los suplementos que contienen extractos de té verde “no han demostrado producir una pérdida de peso significativa en adultos con sobrepeso u obesidad”, según el National Center for Complementary and Integrative Health. Algunos productos para bajar de peso que contienen té verde se han asociado con casos raros de daño hepático, dice el centro.
- Mantenerte alerta y atento
La cafeína, por supuesto, ayuda a muchas personas a animarse. Los estudios demuestran que puede aumentar el estado de alerta, la atención, los tiempos de reacción y el rendimiento físico. Pero la cantidad de cafeína necesaria para maximizar los beneficios sin tener efectos secundarios no deseados, como nerviosismo y falta de sueño, difiere de persona a persona, dice Cornelis.
Esa es una de las razones por las que el té podría proporcionar el equilibrio ideal para algunas personas: contiene menos cafeína que el café. En un estudio pequeño, las personas que tomaron bebidas con cafeína durante todo el día obtuvieron un aumento similar del estado de alerta ya sea con café o té, pero durmieron mejor después de un día de consumo de té.
Una interrogativa, dice Cornelis, es si las bebidas con cafeína pueden estimular el funcionamiento cognitivo a largo plazo y reducir los riesgos de demencia.
- Sentirte menos estresado
El solo acto de preparar una taza de té puede proporcionar un “momento de calma”, dice Blumberg. “Es realmente un acto muy consciente poner una tetera en el fuego para preparar una taza y esperar un minuto mientras reposa”.
Tomarse unos minutos más para simplemente sentarse con una bebida caliente también es relajante, dice Zeratsky.
Pero algunas sustancias en el té, incluido el aminoácido L-teanina, también pueden ayudar a la relajación, dice Cornelis. Algunas investigaciones respaldan la idea de que beber té ayuda a las personas a recuperarse del estrés más rápidamente.
- Mantener tus huesos fuertes
En algunos estudios, el consumo de té se asoció a una mayor densidad ósea en los adultos mayores. Un estudio (en inglés) que incluyó alrededor de 1,000 hombres y mujeres descubrió un aumento de la densidad ósea en aquellos que habían sido consumidores habituales de té durante al menos 10 años.
- Prevenir el cáncer… tal vez
Los estudios sobre si los consumidores de té obtienen alguna protección contra el cáncer han arrojado resultados desiguales, dicen Blumberg y Cornelis. Algunos estudios sugieren que podría existir un beneficio para ciertos tipos de cáncer. Pero, en el estudio reciente de personas en el Reino Unido, los investigadores no encontraron una tasa más baja de muertes por cáncer entre quienes consumían té. Algunos estudios incluso encuentran un posible vínculo entre beber té muy caliente y un mayor riesgo de ciertos cánceres de esófago.
Fuente: www.aarp.org