¿Cada cuánto tiempo debemos lavar las sábanas y toallas? Sin llegar a convertirnos en unos fanáticos de la limpieza, ni tampoco en unos olvidadizos que debemos poner una alarma para cambiar las sábanas, podemos cumplir con la higiene de estos elementos indispensables del hogar.
Evita que la denominada “ropa blanca” se convierta en caldo de cultivo de bacterias, ácaros y suciedad. Para ayudarte, a continuación te hablaremos sobre la frecuencia con la que se deberían lavar las sábanas y toallas.
¿Qué microorganismos se acumulan en la ropa de cama?
Es preciso que conozcas qué microorganismos pueden acumularse en la ropa de cama o en la que te secas después de bañarte. Sí, es necesario, porque de esta manera comprenderás la importancia de la buena higiene de estas prendas.
Entre las telas de cualquier material puede haber:
- Pelos
- Polvo
- Caspa
- Ácaros
- Hongos
- Suciedad
- Bacterias
- Piel muerta
- Restos de cremas
- Insectos minúsculos
- Restos de maquillaje
- Partículas de animales y plantas
- Secreciones secas (por ejemplo, sudor o saliva)
¿Con qué frecuencia debemos lavar las sábanas y toallas?
La revista Women’s Health realizó una encuesta en la que se preguntaba a las mujeres cada cuánto cambiaban o lavaban ciertos elementos de la casa. Un 16 % de las encuestadas reconoció que solo cambiaba las sábanas una vez al mes y una tercera parte no cambiaba ni limpiaba nunca las almohadas.
Junto con ellas, los edredones y las colchas son los que peor lo pasan. Se suelen lavar una vez al año, justo cuando cambia la temporada y se guardan en el ropero porque empieza el calor. De esta manera se embolsa limpia y lista para usar cuando vuelva el invierno. ¿Y qué ocurre durante los meses con temperaturas bajas? ¿No es necesario limpiarlas también? Al parecer, en el imaginario colectivo, no.
Las sábanas y las toallas son las más beneficiadas, ya que con suerte sus dueños se acuerdan de cambiarlas una vez al mes o cada 21 días.
El director de microbiología clínica del centro médico Langone de Nueva York indicaba en la misma encuesta que, como mínimo, las sábanas se deben lavar una vez a la semana. Esta frecuencia de lavado debería ser mayor en el caso de que alguien de la familia estuviera enfermo, se duerma desnudo o si las temperaturas fueran muy elevadas.
No solo hay que lavar las sábanas y toallas por ser un foco de virus y bacterias. Otros objetos que usamos a diario se ensucian y pueden transmitir enfermedades.
Trapos de cocina
Terminamos de lavar los trastos y para guardarlos los secamos con un trapo. El mismo que usamos para secar la mesa o la encimera. Esto es algo realmente común, pero erróneo. ¿Sabías cuántos gérmenes quedarán en tus cubiertos después de tener contacto con ese mismo trapo?
En un estudio realizado por la Universidad de Arizona se comprobó que la mayoría de los paños de cocina contenían bacterias coliformes y que la cuarta parte de ellos dieron positivo en Escherichia coli.
Alfombrilla del baño
Al salir de la ducha la usamos para no mojar todo el piso. Como acabamos de bañarnos creemos que está limpia y en lo único que pensamos es en que se seque bien para su próximo uso. Sin embargo, en la mayoría de los casos queda en el mismo lugar y la pisamos con el mismo calzado con el que salimos a la calle.
Se recomienda entonces lavar la alfombrilla cada semana o quincena. Si el baño es muy húmedo lo acortaremos a dos veces a la semana. Se puede tener una de repuesto e ir intercambiando.
Toallas de baño
Son muy gruesas y tienen el objetivo de secarnos completamente. Por ello, es frecuente que tengan olor a humedad. Además de lavarlas una vez por semana o cada tres usos, se aconseja hacerlo con vinagre en lugar de suavizante. Este producto reduce la capacidad absorbente de la toalla. Dejarlas al sol puede ser una buena idea también.