Humildad y educación principios básicos

Las personas humildes muestran respeto. No actúan con arrogancia ni esperan un trato especial. En cambio, se preocupan genuinamente por los demás y están dispuestos a aprender de ellos.

A veces, la humildad se confunde con la debilidad. Pero en realidad es un signo de fortaleza porque nos ayuda a reconocer nuestros errores y limitaciones.

¿Por qué es importante enseñarles a ser humildes?

La humildad afecta positivamente las relaciones humanas. “La gente humilde suele tener más amigos”, dice el libro «La epidemia del narcisismo». Y añade que para estas personas “es más fácil llevarse bien con los demás”.

La humildad afectará positivamente el futuro de tu hijo

Si tu hijo aprende a ser humilde, se beneficiará ahora y en el futuro… por ejemplo, cuando esté buscando trabajo. «Es poco probable que al joven que rebosa confianza en sí mismo e ignora sus defectos le vaya bien en una entrevista de trabajo», escribe el Dr. Leonard Sachs. «Pero el joven que muestra un interés genuino en lo que el empleador tiene que decir tiene más posibilidades de ser contratado».

Cómo enseñarles a ser humildes y educados

En la actualidad, la crianza de los hijos es una empresa cuyo grado de dificultad aumenta constantemente. Nuestros estilos de vida cambiantes, los avances tecnológicos, las grandes responsabilidades financieras y los horarios exigentes han llevado a los padres a enfrentar muchos desafíos. Equilibrar el trabajo, las responsabilidades del hogar, las finanzas y los hijos puede desgastar a cualquier padre.

Sin embargo, hay pequeños detalles a los que podemos prestarle atención, a diario, para conseguir que los niños crezcan con valores más profundos.

  • Ayuda al niño a tener una visión equilibrada de sí mismo.
  • Evita las frases poppulares. Frases como «Todos tus sueños pueden hacerse realidad» y «Puedes ser lo que quieras ser» pueden sonar alentadoras, pero han sido refutadas muchas veces en la vida real. Es probable que tus hijos tengan más éxito si tienen objetivos razonables y se esfuerzan por alcanzarlos.
  • Elogia acciones específicas. El simple hecho de decirle a un niño que es «increíble» no lo ayuda a volverse humilde. Sé específico.
  • Anima al niño a disculparse rápidamente. Ayúdalo a comprender sus errores y admitirlos.
  • Enséñale a que no crea que es más importante que los demás porque eso hará que los demás lo eviten.
  • Sé un buen modelo a seguir para tus hijos. Enséñales a ser humildes, comprender las emociones, conectarse y respetar a sus compañeros.

La humildad, al igual que la buena educación, van de la mano, no son características de ciertas personas, sino que son valores que se deben inculcar desde pequeños; esto les abrirá muchas más puertas en el futuro.

 

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