Los cambios en la vida son inevitables, no podemos hacer nada para hacer que dejen de venir. Sin embargo, junto con ellos, llega la ansiedad, las preocupaciones, el estrés, el miedo y, a veces, incluso una crisis. ¿Cuál es el patrón que siguen los cambios? ¿Cómo podemos lidiar con ellos?
Aceptación de la volatilidad
Nada se nos da de manera permanente. Seguiremos subiendo y bajando, saludando y despidiéndonos, empezando y terminando. Si nada puede permanecer junto a nosotros, ¿estamos completamente indefensos ante la impermanencia? Realmente no. Podemos aceptar la volatilidad que tiene todo en nuestras vidas. Puedes adquirir la habilidad de no rebelarte contra la impermanencia.
¿Son los cambios un mal necesario? Depende de cómo los abordemos nosotros mismos. Es natural que lo desconocido nos cause estrés o miedo. Pero estos sentimientos también nos movilizan para actuar.
Una nueva vida a menudo no comienza con un cambio de entorno, sino con un cambio de perspectiva. No es que tenga que suceder algo grande para que todo cambie. Por lo general, estos son pequeños detalles que implican irrevocablemente transformaciones posteriores.
También se debe enfatizar que el cambio es un salvavidas lanzado por el destino a las personas que no están satisfechas con la situación actual. En este contexto, la volatilidad es el motor del desarrollo. El despido puede tratarse como un fracaso personal, pero también es una oportunidad para mejorar tu situación.
¿Porque estarías buscando otro trabajo, teóricamente mejor, si no fuera por la terminación de tu contrato desde arriba? La partida de un compañero de toda la vida puede causar una crisis. Pero también puede ser un punto de inflexión en tu vida.
El final de uno es el comienzo de otro
En el lugar de lo «viejo», aparece lo «nuevo» y fresco, lo desconocido. Puedes empezar desde cero sin cometer errores. Entramos en un nuevo capítulo con una hoja de papel en blanco y depende de nosotros lo que escribimos. Los cambios no son sólo amenazas, sino sobre todo oportunidades.
Sin embargo, antes de adaptarnos al nuevo estado de las cosas, debemos ir por algún camino. De manera simplificada, se puede describir en tres puntos:
- Introducción de los cambios: esta etapa se caracteriza por la agitación, a menudo emoción y alegría. Estamos motivados para actuar.
- Crisis: a veces llega lentamente, a veces violentamente. Cada vez es más difícil movilizarse para tomar acción. La energía que tenías en un principio se está escapando por alguna parte. La creencia en el éxito también disminuye. Muchas personas abandonan sus objetivos en este punto. Sin embargo, cuando logramos sobrevivir a una crisis temporal, pasamos a la última etapa.
- Hábito: esta etapa se caracteriza en que lo que haces se vuelve automático o que te da tanto placer que no puedes vivir sin ello. Viene un hábito. Lo «nuevo» se adapta a lo «viejo» y todo cambia.
Pasar por la etapa de la crisis es natural. Esta se puede comparar con la etapa de la adolescencia. Se necesita tiempo para adaptarse a los cambios. Es por eso que debes ser paciente y comprensivo contigo mismo.
¿Cómo lidiar con el cambio?
“Intenta no resistirte a los cambios que se te presenten. En cambio, déjate llevar. Y no te preocupes si a veces las cosas se ponen patas arriba. ¿Cómo sabes que este sitio al que estás acostumbrado es mejor que el que te espera? » – Estas palabras de Elif Şafak son una gran señal.
Aquí hay algunos consejos que te pueden ayudar a superar tu etapa de cambios:
- Aceptar la volatilidad: la aceptación es el primer paso hacia la adaptación.
- Tranquilízate: probablemente esta no sea la primera vez (ni la última) que hayas tenido problemas con los cambios involuntarios. Cuanto más cedas ante ellos, más fácil será tratar con ellos.
- Encuentre áreas que puedas controlar: sentirte en control aumenta tu sensación de seguridad.
- Piensa positivamente sobre el cambio: incluso si ves más desventajas que ventajas, el resultado final puede sorprenderte positivamente.
- Busca apoyo de tu red de soporte: la red de soporte es invaluable en el proceso de cambio, especialmente en tiempos de crisis.
- Realiza cambios a tu propio ritmo: Por supuesto, si es posible. No tienes que girar toda tu vida 180 grados de inmediato.
- Permítete sentir emociones, especialmente las negativas: El proceso de introducir cambios está asociado con experiencias emocionales, no necesariamente agradables. Los bajones en el estado de ánimo aparecerán en el momento menos deseado, lo que dificultará hacer frente a los cambios. Por lo tanto, permítete experimentar emociones de manera regular. Date el derecho de estar enojado, asustado, asustado, triste.