Nuestro pelo, para muchos, es nuestro sello. Por eso es importante saber cómo cuidarlo y no caer en falsas creencias que nos animan a consumir lo que no necesitamos. Hay que conocerlo bien, saber cómo responde, cómo mimarlo y escoger tanto el tratamiento como la manera de aplicarlo para tenerlo sano, brillante y bonito (todo ello sin demasiado esfuerzo). Para darle solo lo que necesita, vamos a desmontar unos cuantos mitos capilares. ¿Estás preparada?
1- Lavarse el pelo a diario es malo
Falso. El cabello debe lavarse cuando se necesite. No es lo mismo utilizar un producto que sirva para pelo seco, teñido, graso o para un cuero cabelludo con problemas. No vas a estropeártelo lavándotelo cada vez que esté sucio. Tienes que observar cuándo tiene grasa en sus raíces y lavarlo cuando toque y lo necesites. Cada pelo es un mundo y el tuyo también, no es malo pasarlo por agua y champú cuando se requiera. Incluso si lo tienes graso, no hay ninguna prueba científica de que se te vaya a caer o a estropear más.
2- Los aceites engrasan el pelo
Falso. Si un producto en aceite está formulado para uso capilar, quiere decir que está pensado y más que estudiado para que se utilice así. Si no, las empresas no emplearían tanto tiempo y dinero en lanzar un producto en aceite al mercado que te lo engrase y deje un cabello con mal aspecto. De hecho, somos partidarias de utilizarlos no sólo para dar brillo y suavidad de medios a puntas, también como protectores térmicos de herramientas de secado y peinado, el de coco podría valerte, por ejemplo.
3- Los champús tienen diferentes usos
Falso. Un champú es un producto que sirve para retirar la suciedad del cabello, ni más ni menos. Si utilizas un producto que, además, tenga unos ingredientes maravillosos y de calidad para dejar el pelo ligero, manejable y además favorecer la salud del cuero cabelludo, muchísimo mejor. Pero para suavizar, nutrir y otros asuntos, ya existen otros tratamientos ideales y específicos, pero no tires para esto de champú.
4- Las mascarillas no nutren, solo suavizan
Falso. Las mascarillas se diferencian de los acondicionadores precisamente porque nutren el pelo más allá de dejarlo suave y manejable. Es por eso que puedes usarlas cuando las necesites. Si tu cabello es seco o está teñido, podrás utilizarlas antes del lavado en seco durante media hora y luego volverla a aplicar en mojado si quieres aumentar la nutrición. Con este producto sí que puedes jugar más y sacarle partido.
5- El pelo se regenera
Falso. El cabello es un tejido muerto con una raíz viva. Esto quiere decir que no tiene la capacidad de regenerarse ni construirse. Son células muertas que pueden obtener aceites (como los que se adquieren con el uso de mascarillas) que preservan los naturales y protegen la cutícula de una degeneración. Es una manera de proteger el cabello y darle un aspecto sano y bonito, pero no se regenera como puede hacer la piel.
6- El agua fría sirve para dar brillo
Falso. Hemos oído esto mil veces, que sella la cutícula, que abrillanta… Pero no hay ninguna prueba científica que lo afirme con seguridad. Esta influye más en el cuero cabelludo que en el propio pelo. Hace que la circulación de la sangre se acelere y riegue mejor la zona, pero en el pelo en sí no está probado que haga nada especial. Así que no te obsesiones con esta idea y no te resfríes.
7- Si te cortas las puntas, el pelo crece más rápido
Falso. Esto no tiene nada que ver con el crecimiento. Cada persona tiene, de manera predeterminada un ritmo de crecimiento y un tope, nada tiene que ver con lo que hagas con tus puntas. Evidentemente, si saneas cada pocos meses, la cutícula se romperá menos y será más sencillo alcanzar cierto largo, nada más.
Fuente: diezminutos.es