Grace Kelly y su clase de moda que dejó para la historia

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Belleza, porte y elegancia crearon la fórmula para hacer de Grace Kelly la royal perfecta. Así fue como nació su estilo y cómo se hizo ícono de moda.

El guardarropa de Grace Kelly (antes y después de ser princesa de Mónaco) revela no sólo su gusto exquisito, sino un modo de vida para vivir a la moda. La niña bien de Filadelfia, de escuela privada y padres con buena posición económica, deslumbró a Hollywood en los 50 con su belleza y talento como actriz, pero también con su manera impecable de vestir.

El ballet fue su otra pasión y, aunque no siguió ese camino, esta disciplina que practicó desde niña también pudo haber influido en el refinamiento de sus gustos y en su amplia cultura general. Así, llegamos al momento en que la estrella de Grace comenzó a irradiar un brillo que no se ha apagado.

Hitchcock, su primer fashion stylist

En 1954, luego de tres filmes, un Globo de Oro y una nominación al Oscar, Kelly protagonizó M for Murder, de Alfred Hitchcock. Quien cuidaba mucho el vestuario de sus intérpretes a través de la diseñadora Edith Head.

La visión de Hitchcock y el talento de Head lograron que se convirtiera desde entonces en icono de moda. Su ropa era exquisita, perfecta para Margot, la mujer rica que interpretaba, y aquel vestido rojo con bolero de encaje es, sin duda, el más recordado de ese filme.
Su siguiente película con el famoso director fue Rear Window (1954), en la que interpretó a Lisa, una consultora de moda que lucía trajes sastre y vestidos de vuelo, como el de top negro y falda blanca con aplicaciones, que ya es un clásico.
En la cinta To Catch a Thief(1955) cada pieza que usó Frances, su personaje, es una auténtica clase de elegancia. Como el vestido azul estilo griego, el espectacular dorado estilo Luis XV o el coordinado blanco y negro para la playa. Edith Head fue nominada al Oscar por este vestuario.

Princesa de la moda

El hermoso vestido de su boda con Raniero en 1956 es emblemático del siglo XX. Fue obra de otra gran diseñador  de vestuario, Helen Rose, ganadora de dos premios de la Academia y con quien trabajó en Mogambo (1953), The Swan y High Society (ambas de 1956).

En cuanto a su beauty look, toda su vida la princesa optó por un maquillaje discreto, en el que destacaban sus labios. Sus joyas eran más sutiles que fastuosas: pendientes, colgantes y pulseras, sobre todo de Cartier, firma que creó sus dos anillos de compromiso. El estilo, un tanto minimalista, equilibraba sus outfits sencillos o espectaculares.

Con la casa Dior vivió un romance a través de Marc Bohan, director creativo entre 1961 y 1989. “(Grace y Bohan) eran parecidos. Se educaron en las mejores escuelas y provenían de buena familia. Él entendía lo que ella necesitaba”, contó Florence Müller a Vanity Fair en 2019, curadora de Grace of Monaco: Princess in Dior. Los botones de muestra del vínculo entre Grace y Dior son los diseños que usó en los bailes de la rosa o las galas de la Cruz Roja.

Algo fascinante de Grace es que abrazó su edad y los cambios en su figura

La resaltó con vestidos capa, como el que usó en los 60 en un homenaje a Hitchcock; corte que hoy día es favorito de reinas, como Máxima de Holanda.

Gucci, asimismo, le rindió tributo. Se basó en una de las prendas clave de Grace para crear el pañuelo Flora en 1966, que después se convirtió en uno de los emblemas de la casa y cuyo estampado se ha replicado en blusas (Carolina usó una en los 70), gafas, bolsos y en una fragancia.

Se cuenta que ese año la princesa y su esposo visitaron la boutique de la maison en Milán. Rodolfo Gucci le pidió que eligiera un regalo. Lo que seleccionó fue lo único que no había en la tienda: un pañuelo floreado.

Rodolfo llamó a Vittorio Accornero para que creara “el diseño de las flores más hermosas que podrían existir” y hacer una pieza única para ella. En 2013, Gucci recuperó diseños vintage, incluido éste, y quien lo portó fue la nieta mayor de la princesa, Carlota Casiraghi.

Grace, la princesa de la provocación en moda

El grado de seducción de Grace era tal, que Hermès llamó Kelly al bolso que creó en los 30. En la web de la casa francesa se lee: “A finales de los 50, narra la leyenda que Grace Kelly, estrella de Hollywood y princesa de Mónaco, fue fotografiada con el bolso ocultando los primeros indicios de su embarazo. El Kelly adoptó así su nombre definitivo y adquirió fama internacional”.

Quizá sin el peso ni los homenajes explícitos de Dior, Gucci y Hermès, las firmas Balenciaga, Givenchy e Yves Saint Laurent también la vistieron durante su vida en Mónaco —el principado que ella supo poner en el radar del mundo, algo que antes había sido impensable—.

Hoy día, diseñadores y celebridades dejan ver la influencia de la princesa en sus creaciones y outfits. Entre 2019 y 2020, firmas como Carolina Herrera y Rosa Clará presentaron trajes de novia con reminiscencias de los looks de moda de Kelly en los 50, con cinturones, vuelos, encajes y cuellos barco.

El legado de Grace se nota igual en influencers, como Paula Ordovás y Chiara Ferragni (basta ver su vestido de novia), pero sobre todo en sus nietas más jóvenes: Pauline Ducruet, hija de Estefanía y diseñadora de moda, y Alexandra de Hannover, hija de Carolina y cuyo debut en la portada de una publicación española nos reveló su buen gusto.

 

Fuente: vanidades.com

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