En treinta días estaremos cerrando las dos primeras décadas del Siglo XXI, coincidentes en que hace cien años la llamada “gripe española” causó millones de muertos y hoy, la pandemia del coronavirus COVID 19 rebasó los 104 mil mexicanos fallecidos. El gobierno federal era de cuatro años y ahora es administración sexenal. Habían pasado tres años del Congreso Constituyente de Querétaro, cuando su promovente, don Venustiano Carranza es asesinado. En 2020 la Carta Magna lleva múltiples reformas en su articulado, desde la “urgente” para nombrar a un funcionario hasta las aprobadas con la finalidad de implantar el terrorismo fiscal y la supuesta mente para quitar el fuero al Presidente de México.
Vivimos en este nuevo siglo, cuyos calendarios se deshojan con suma rapidez, cambios de derroteros sin precisión. En el inicio del 2000, tuvo lugar la “alternancia en el poder” al triunfar el candidato del Partido Acción Nacional, fundado en 1939, derrotando al Revolucionario Institucional que desde 1930 hasta el 2000 estuvo en Palacio Nacional y a partir de 1934 hospedado en la residencia de Los Pinos, construida en tiempos del presidente Lázaro Cárdenas..
En los primeros doce años, del nuevo siglo, el PANismo desaprovechó la oportunidad para demostrar su capacidad gobernante, comenzó una debacle nacional. Retornó el PRI y echó toda por la borda, incluyendo al partido que dejó de ser invencible en 1997. La ciudadanía convencida de que el PRI, el PAN y el PRD, “eran pan con lo mismo”, decidió desaparecerlos en las urnas, otorgando el voto al candidato de un partido político con apenas 4 años de vida. Morena, una nueva alternancia político-administrativa, arrasó y se produjeron medidas radicales y extremas al amparo de imponer austeridad, así como acabar con la corrupción y la impunidad en los medios oficiales. Canceló la edificación de un aeropuerto, desapareció al Estado Mayor Presidencial y anunció sus “obras magnas” que tienen desaprobación internacional.
UN MAL COMIENZO DE SIGLO
Vicente Fox Quesada, empresario refresquero entró a la política, cobijado por el presidente carlos salinas de gortari, tenía como antecedentes políticos, una diputación federal y el cargo de gobernador de Guanajuato, donde no cumplió y dejó el gobierno en manos de Ramón Martín Huerta, secretario general del mismo. Se impuso internamente en el PAN como candidato presidencial. Martín Huerta falleció en 2005, al desplomarse el helicóptero en que viajaba; era secretario de Seguridad Pública.
El defeño-guanajuatense realizó una campaña digna del mejor mercadólogo, plagada de dicharachos y adjetivos nunca antes oídos, quiso ser gracioso en sus entrevistas televisivas y resultó un bufón corriente. El expresar el “¡Hoy!..¡Hoy!..¡Hoy!” en una conferencia de prensa, le ganó mucha popularidad. La amenaza de “Voy a sacar a patadas al PRI de Los Pinos”, le atrajo más simpatías
Habló mucho del cambio en el sistema de gobernar. Lo gritó la noche del 2 de julio de 2000 en un mitin, frente al Ángel de la Independencia. Nunca se cumplió esa promesa. Para entonces su jefa de prensa era Martha María Sahagún Jiménez, una michoacana divorciada, que con el mismo cargo lo acompañó en Guanajuato. Se casaron en Los Pinos, el 2 de julio de 2001, cumpleaños de Fox. Cuando fueron al Vaticano no los recibió el Papa, por ser divorciados. La pareja fue fotografiada, besándose, en la Plaza de San Pedro. Después Vicente y Martha compartieron poder y mando en Palacio Nacional, expresado por el Presidente de México. Primera vez que eso ocurría.
De tal suerte que los mexicanos atestiguaron que la frivolidad caracterizó al gobierno foxista, brindando protección a los negocios emprendidos por los hijos de “Marthita”. La corrupción afloró, aunque ya desde 1985 el gobierno salinista la practicó sin recato. Por eso, comento que México tuvo un mal comienzo de siglo.
Se acrecentaron los problemas internos en el PRI y el tabasqueño Roberto Madrazo Pintado, cerró las puertas a la pregonada democracia y fracasó rotundamente, como candidato presidencial en 2006, frente al esposo de Margarita Zavala Gómez del Campo, el michoacano Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, quien obtuvo el porcentaje de 35.91 superior en 0.62 contabilizado para el entonces perredista, otro tabasqueño, Andrés Manuel López Obrador, quien denunció fraude electoral. Por meses tomó calles y avenidas de la Ciudad de México, instalando campamentos e inclusive “rindió protesta” como “presidente legítimo” en un templete instalado en la Plaza de la Constitución.
EL EJÉRCITO CONVERTIDO EN POLICÍA
Calderón Hinojosa tomó posesión en la Cámara de San Lázaro en histórica sesión del Congreso de la Unión. Entró por una puerta trasera, la, tribuna estaba tomada, los perredistas mantenían encadenadas las puertas y el acto se realizó en minutos. Comenzaba lo que está calificado como “La Docena Trágica”. El sello calderonista fue convertir a los respetados militares, desde soldados rasos hasta generales, en hombres dedicados a una tarea para la que no estaban preparados: la de policías en las calles, carreteras y autopistas.
Alguien mal aconsejó al exdiputado y exdirigente nacional del PAN, para declarar la guerra contra los narcotraficantes y la delincuencia organizada. Sin pleno conocimiento de los terrenos que pisaban los narcos, cuántos eran y cómo operan nacional e internacionalmente, Calderón Hinojosa en Morelia, Michoacán el 11 de diciembre de 2006, abrió fuego utilizando para ello sacó de cuarteles al glorioso, respetado y temido Ejército Mexicano.
Miles de civiles, militares, policías (federales, estatales y municipales) e inocentes murieron. El suelo de nuestro territorio quedó rojo de sangre humana y los resultados fueron –y siguen siendo—nulos. La organización de los delincuentes superaba a la de los hombres del gobierno, éstos peleaban con armas que no tenían comparación con el moderno armamento que llegaba de Estados Unidos a los Cárteles.
Avanzado el fracaso, Calderón Hinojosa dijo que no era guerra “sino una lucha” y al mismo tiempo aparecieron las nada efectivas “autodefensas” en municipios, pueblos y rancherías. Por cierto, el doctor José Manuel Mireles Valverde, falleció el pasado martes 25 de este mes, fundador de las autodefensas y actualmente era funcionario del ISSSTE en Michoacán. Los veintitantos cárteles operaban en todo el país, entre sus líderes Joaquín “El Chapo” Guzmán, Ismael “El Mayo” Zambada Juan José “El Azul” Esparragoza Moreno, fallecido hace seis años..
CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD
No terminaba su mandato el michoacano, cuando saltó el escandaloso dispendio de 24,000 millones de pesos relacionados con la construcción de la Línea 12, La Línea de Oro, del Metro de la Ciudad de México. Como siempre nada quedó a satisfacción del pueblo que pagó esa obra. El jefe de Gobierno Marcelo Luis Ebrard Casaubón se lavó las manos, igual hizo Calderón Hinojosa. Meses después un tramo de la línea se suspendió para ser reparado.
Nadie imaginó que comenzaba una era de corrupción e impunidad, porque el PRI retomaba en 2012 las riendas de la administración pública y era el mexiquense Enrique Peña Nieto quien ganó las elecciones, del 1 de julio, en quien se fincaron muchas esperanzas. Sin mayor conocimiento de la política nacional, ignorante de la problemática del país y sin antecedentes en el medio político, pues toda su carrera la hizo en Toluca. Peña Nieto integró un gabinete con sus cuates y compadres. La publicidad televisiva lo presentó como el salvador de la Patria e inclusive así apareció en la portada de una revista norteamericana.
En nada le favoreció casarse con la estrella de las telenovelas Angélica Rivera Hurtado, propietaria de una residencia en Las Lomas de Chapultepec y a la pareja presidencial le llovieron los ataques periodísticos bajo el rubro del caso de La Casa Blanca. Las presuntas pillerías de algunos de sus colaboradores fueron denunciadas, pero no prosperó ninguna queja ni hubo averiguación alguna. Arreció la difusión de que la corrupción aparejada a la impunidad, quedaban sin sanción.
LLEGÓ LA AUSTERIDAD Y LA 4T
Después de dos derrotas en las urnas como aspirante a Presidente de México, el hijo predilecto Macuspana, Tabasco, logró acabar con sus rivales y desde el 3 de julio de 2018 se posesionó de Palacio Nacional, aun no siendo declarado triunfador. Ese día dio su primera conferencia de prensa en el antiguo Salón de la Tesorería. Ahí mismo ya rebasó, como Presidente Constitucional, sus 500 “mañaneras”, dedicadas a echarle la culpa a los neoliberales, a los conservadores y a la prensa fifí. No deja títere con cabeza, pero jamás presenta pruebas de lo que imputa a la gente.
El 30 de enero de 2019 declaró que “ha terminado la guerra contra los narcos”. Empezó a escucharse la frase de “abrazos, no balazos”. El 19 de octubre del mismo año ordenó la liberación de Ovidio Guzmán López, “El Chapito”, que fue detenido en Culiacán, en un operativo del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional. En otro momento detuvo su gira por tierras sinaloenses para saludar de mano a la madre del hoy preso en Estados Unidos, Joaquín Guzmán Loera, padre de Ovidio. Y otra más, en una de sus “mañaneras” se disculpó por que le llamó por su mote al “Chapo” Guzmán.
Los cambios en el gobierno son radicales en extremo y los problemas nacionales siguen sin solución. La violencia no cesa en todo el país. La pandemia nos tendrá encerrados en casa hasta el año entrante. La economía, el desempleo y la educación, no levantan, pese a los anuncios oficiales.
No hay un solo mexicano que no apoye al Presidente de México para combatir la corrupción y terminar con la impunidad. Sin embargo hasta ahora no hay hechos reales al respecto y un ejemplo es el Caso Lozoya. ¿Dónde está Emilio Lozoya Austin? ¿Alguien puede asegurar haberlo visto, física y personalmente, que no sea su familiar? ¿Vive en la Ciudad de México?
Así pues, la nada famosa Cuarta Transformación no empieza y muchos de los colaboradores, de primera línea, se alejaron ya del tabasqueño. Le han renunciado desde miembros del gabinete hasta directores de área. Algunos más son llamados “floreros” o sea que son de adorno. Está en duda que exista división de poderes y que los órganos judiciales sean autónomos.
Bien, termino este comentario semanal justificando el título del mismo, porque la letra del tango es “…que veinte años no es nada”. Para los mexicanos, veinte años sí son y mucho, pues cambió toda la rutina individual y colectiva, así como los derroteros de este país, sin ideología ni visión al futuro. De la corrupción, comentaré en otra ocasión, porque sigue reinando. Pío López Obrador, exhonerado por la Fiscalía General de la República, arremete contra el INE (Instituto Nacional Electoral) por haberlo investigado de posible delito electoral y el caso está en el morenista Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
P.D. Esta vez mi agenda está de luto. En el mismo día, el pasado martes 25, se fueron al cielo dos personajes muy queridos del pueblo…Aquí, en México, nos dejó la gran cancionera de ranchero y actriz del cine, Flor Silvestre, doña Guillermina Jiménez Chavolla, para unirse con su querido amor Antonio Aguilar. Un abrazo solidario para sus sobrinas la cantante Lupita Pineda y la pintora Socorro Pineda, también para “La Prieta Linda”, hermana de Flor, así como a Pepe, Antonio y Ángela, sus queridos hijos…El mundo del fútbol se cimbró al saber que Diego Armando Maradona, el casi santo argentino, también el martes 25, falleció de un paro cardiorrespiratorio. Mucho se ha escrito y más en estas semanas sobre el polémico “Pelusa”…Cuatro años antes al pandémico 2020, en el mismo 25 de noviembre, murió Fidel Alejandro Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana y que a partir de 1959 gobernó Cuba, 48 años sin interrupción. Contaba 90 años de edad…Y en día igual, pero de 1956, el mismo Fidel y 81 guerrilleros salieron en la barcaza Gramna, del Puerto de Tuxpan, Veracruz, hacia la Isla de Cuba para internarse, desde el 2 de diciembre de ese año, en Sierra Maestra y llegar a La Habana el 1 de enero de 1959.