La astrafobia, también conocida como astrapofobia, brontofobia, ceraunofobia o tonitrofobia, es una patología que se refiere al miedo irracional a las tormentas, rayos, truenos y relámpagos. Este particular trastorno hace que las noches de tormenta, que parece que podrían hacerse más presentes en la península, se conviertan en una auténtica pesadilla.
Aunque parezca sonarnos poco habitual, se trata de una fobia frecuente, que ocupa el puesto número 3 entre las más ordinarias con un 21% de incidencia mundial. Suele nacer en la infancia y por esa razón quienes más padecen este trastorno son los niños.
Los fenómenos que producen las tormentas causan distintas emociones en los seres humanos y en los animales. Estos relámpagos, truenos y rayos generan luces y sonidos fuertes que marcan esta patología.
La astrafobia es una fobia a estas condiciones meteorológicas, caracterizada por una ansiedad exagerada, sensación de pánico, falta de aliento, sudoración, temblores, llanto, nauseas… como respuesta a los fenómenos que traen consigo las tormentas.
Sin embargo, no se conoce una causa exacta o tangible que pueda explicar la presencia de esta patología. Los expertos piensan que puede ser por una experiencia vivida que le haya impactado de alguna forma, o simplemente por haber visto una película o imágenes de destrozos y victimas causados por estas tormentas de fuertes relámpagos.
Para las personas astrafóbicas existen una serie de consejos para hacer frente a las tormentas como, por ejemplo, estudiar estos temporales meteorológicos, para entenderlos de una manera más científica y poder comprender los sonidos y las luces que provocan. Además, asegurar la vivienda y emplear técnicas de relajación pueden ser dos métodos muy efectivos para reducir los síntomas de la fobia.
Lo principal es entender que estos fenómenos forman parte de nuestra vida y siempre estarán presentes. Y lo importante es inculcar esto a los niños para prevenir que desarrollen esta fobia. Las terapias de apoyo son muy efectivas para estos tratamientos.