La lavadora siempre nos ha hecho la vida más fácil. Sin embargo, siempre ha habido un misterio alrededor de este electrodoméstico: la desaparición de uno de los dos calcetines
Seguro que te ha pasado. Pones la lavadora y cuando acaba el programa y te dispones a tender la ropa te das cuenta de que algo falla. Has metido un par de calcetines y el electrodoméstico solo te devuelve uno. Lo primero que a uno le viene a la cabeza, casi en broma, es pensar que se lo ha tragado la lavadora.
Y no sin razón, porque efectivamente este electrodoméstico es el culpable de la desaparición de muchos de nuestros calcetines. De hecho, según un estudio realizado por Samsung, los españoles perdemos una media de un calcetín al mes, lo que se traduce en 1.264 a lo largo de toda una vida ¡Un auténtico despropósito!
El Instituto de Ciencia de Whirlpool, empresa estadounidense de electrodomésticos, asegura que los calcetines pueden desaparecer en las lavadoras de carga superior y de carga frontal. Esto ocurre porque las prendas quedan atrapadas en zonas que no están a la vista. Se pueden quedar bajo el caucho en el caso de las que lavan de forma frontal o colarse a través de un espacio que hay entre los tambores interiores y exteriores en las lavadoras de carga superior.
perdemos una media de un calcetín al mes, es decir, 1.264 a lo largo de la vida
Cuando un par de las lavadoras se esntropearon decidieron “desmantelarlas para arreglarlas” y al abrir el panel inferior descubrieron algo insólito. Para sorpresa de Cathy y su esposo, no solo se encontraron una treintena de pares de calcetines, sino también ropa interior, una tarjeta de crédito, muchas monedas y unos siete dólares en billetes (algo más de siete euros al cambio).
“Para aquellos que juran que su lavadora se come sus prendas pequeñas y los ‘profesionales’ que han dicho que esta fábula no es cierta… ¡Aquí está la prueba!” decía mostrando una serie de fotografías que no dejaban lugar a dudas. “La próxima vez que echen en falta sus calcetines, recuerden: ¡Esa lavadora podría estar hambrienta!, concluyó Hinz.
“¡Esa lavadora podría estar hambrienta!”