Recuerdos agradables de la infancia influyen en la salud de adultos

¿Cómo logramos una vida larga y saludable? Aparentemente, además de contar con la suerte de vivir «bien» hasta una edad avanzada, junto con la buena alimentación y el cuidado de nuestra salud, emocional y física, también es importante cómo ha sido nuestra infancia.

¿Y si te dijéramos que nuestra salud también se ve afectada por nuestra felicidad cuando éramos niños? Este es el principal hallazgo de un nuevo estudio publicado por la Sociedad Estadounidense de Psicología en la revista científica Health Psychology. Los participantes que tenían buenos recuerdos de su infancia y la relación con sus padres en particular tendían a tener una mejor salud, menos posibilidades de depresión y un menor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas en la edad adulta.

Los buenos recuerdos de la infancia y la salud

«Sabemos que la memoria juega un papel clave en la forma en que le damos sentido al mundo: cómo organizamos nuestras experiencias pasadas y cómo juzgamos cómo podríamos actuar en el futuro. Como resultado, hay muchas maneras diferentes en las que los recuerdos del pasado pueden guiarnos«, dijo William J. Chopik, investigador principal. «Descubrimos que los recuerdos agradables parecen tener un efecto positivo en nuestra salud y bienestar, muy probablemente a través de las maneras en que reducimos el estrés o ayudamos a mantener elecciones saludables en la vida«.

La importancia de la infancia

Investigaciones anteriores ya han esbozado la relación positiva entre la memoria y la salud de los adultos jóvenes, incluida la calidad del trabajo y las relaciones personales, la reducción del abuso de sustancias y la depresión, y menos problemas de salud. Pero Chopik y su colega Robin Edelstein de la Universidad de Michigan querían estudiar a los adultos mayores.

Otra limitación de los estudios previos fue que tendían a centrarse en las madres, y rara vez consideraban el papel del padre en el desarrollo infantil. Chopik y Edelstein querían investigar la relación con ambos padres. Los participantes eran 22.000 y su edad partía de los 40.

Los participantes que recordaron mayores niveles de ternura de sus madres durante la infancia experimentaron una mejor salud física y menos síntomas depresivos más adelante en la vida. Del mismo modo, los niños que recibieron más apoyo de su padre tenían menos síntomas depresivos.

El efecto de los recuerdos no se desvanece

Además, las teorías más antiguas han argumentado que incluso los recuerdos agradables se desvanecen con el tiempo, por lo que las personas mayores se ven menos afectadas por ellos. Sin embargo, los investigadores encontraron que eventualmente, a edades más avanzadas, los recuerdos agradables predijeron una mejor salud física y mental.

 

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