El pensamiento creativo es algo natural, todos nacemos creativos. La creatividad fluye a través de nosotros por sí misma, como la respiración, y sabemos cuándo el flujo es fuerte.
Los momentos de creatividad se sienten bien, como si estuviéramos enchufados y encendidos. En ese instante lo que estemos haciendo se vuelve fácil, intrínsecamente motivador, más satisfactorio e incluso deforma nuestra percepción del tiempo.
Los hábitos que están matando tu creatividad
El problema es que tú mismo puedes sabotear tu propia creatividad algunas veces sin siquiera darte cuenta. Ciertos sistemas de hábitos y creencias pueden estar reprimiendo tu corriente creativa. Si te ves atrapado en muchos de estos durante demasiado tiempo, puedes olvidarte por completo de que eres creativo.
Afortunadamente, para que el río de la creatividad fluya de nuevo, todo lo que tienes que hacer es salirte de tu propio camino.
Si abandonas incluso uno de estos hábitos, sentirás que tu creatividad aumenta grandiosamente. Y una vez que tu pensamiento creativo comienza a fluir nuevamente, se vuelve mucho más fácil renunciar al resto de las cosas en esta lista.
1. Rodearse de «Tomadores»
Las personas que se identifican como creativas casi siempre son «Dadores». Ellos crean, lo que significa que producen y agregan valor al mundo. Dan a quienes los rodean, porque dar es solo una expresión honesta de quiénes son. Pero una gran debilidad de los «Dadores» es que son fáciles de aprovechar por los «Tomadores».
Los Tomadores son aquellos que no están en conexión con su capacidad de dar. Los Tomadores ven a alguien que está dando constantemente como una fuente fácil de la cual tomar ventaja.
Algunos Dadores pueden quedar atrapados en relaciones autodestructivas con Tomadores, porque sienten que el Tomador les inspira a crear más continuamente, lo cual puede sentirse como un reto y una manera de crecimiento.
Pero la realidad es que no es un desafío; simplemente están siendo drenados.
¿Cómo salir de esto?
En lugar de quedar atrapado en ciclos interminables con los Tomadores, esfuérzate por rodearte con otros Dadores. Son fáciles de encontrar porque ellos resuenan como tú. Son gente de servicio, no de ego. Y juntos, amplificarán drásticamente la energía que ambos tienen.
Por lo tanto, identifica a aquellas personas en tu vida que tomen más de lo que dan y comienza a limitar el tiempo que pasas con esas personas drenadoras. Al final puedes toparte con que tienes mucho más que ofrecer.
Conclusión: cuando renuncias a los Tomadores y te rodeas de otros Dadores, tu potencial en conjunto es infinito.
2. Uso constante de aparatos electrónicos
Vivimos en un mundo de distracciones. Llevamos pequeñas supercomputadoras con nosotros a donde quiera que vayamos, y como cualquier herramienta, podemos usarlas para amplificar nuestra creatividad o también para sabotearla.
En estados unidos, un estudio confirmó que las personas pasan un promedio 5 horas por día en sus teléfonos. Ya sea para ver una nueva serie o enterarse de las últimas noticias en Facebook, ese tiempo casi nunca se usa de una manera que esté alineada con tus metas creativas más altas.
Así que presta atención a tus hábitos del celular y ve en dónde estás en relación al promedio. Lo más probable es que estés más arriba de lo que te gustaría admitir.
Pero, en lugar de eliminar por completo esta obsesión de tu vida, reemplázala con tus pasiones. Usa el tiempo que ya pasas en tu teléfono en beneficio de tus proyectos personales o leyendo acerca de los trabajos de aquellos que admiras.
Cuando te apasione algo, empápate en eso. Obsesiónate con eso. Tu pasión te está diciendo dónde está la fuente de tu energía creativa y te está proporcionando un punto de acceso fácil.
Renuncia al uso sin sentido del celular y reemplázalo con tus pasiones. Te drenarás menos y te dará nuevas formas de acceder a tu energía creativa.
Conclusión: Renuncia al uso sin sentido del celular y reemplaza ese tiempo con tus pasiones, de modo que incluso tu tiempo de procrastinación esté alineado con tus objetivos creativos.
3. Aferrarse al pasado
En muchas ocasiones, nosotros sabemos lo qué deberíamos estar haciendo. Sabemos que si nuestro objetivo es escribir un libro, deberíamos escribir todos los días. Sabemos que si nuestro objetivo es ser rico, deberíamos vender cosas todos los días.
El problema es que, aunque conocemos los hábitos que conducen a nuestros objetivos, si estos hábitos no están alineados con quienes siempre hemos sido, entonces sentiremos una tremenda resistencia a ellos.
Sentiremos que simplemente no somos nosotros, o más exactamente, no están alineados con lo que siempre hemos sido.
Entonces, ¿cómo tomamos medidas que sirven a nuestra visión creativa, cuando van en contra de lo que siempre hemos sido?
Renuncia a tu pasado. Renuncia a la máscara de quién has sido. Esa persona se fue. La única razón por la que todavía actúas como si esa persona fuera real, es porque eliges cada día creer que lo es. Tú mismo recreas a esa persona en cada momento, lo cual consume la energía que podrías estar utilizando para crear lo que necesitas ser hoy.
Por lo tanto, deja de usar esta energía para mantener tu pasado. Deja ir todo lo que no te sirve, mantén presente quién debes ser para hacer lo que quieres hacer, no para nadie más, sino para ti.
Conclusión: renuncia a tu pasado. Recupera la energía que gastas recreando a esa persona cada día y úsala para crear a esa persona en la que quieres convertirte.
4. Tratar de ser como los demás u original
En un mundo de hiperconectividad, tenemos cientos de oportunidades cada día para compararnos con los demás. Vemos los logros de nuestros amigos y no podemos dejar de pensar en cómo ponernos a su altura.
Como seres creativos, nos tomamos esto un poco más serio de lo que deberíamos y empezamos a comparar implacablemente todo lo que creamos con los demás. Sentimos la incesante necesidad de ser originales.
Para crear una frase pegadiza que nadie haya leído, o escribir una idea que nadie haya pensado antes. Pero la verdad es que los humanos han existido por alrededor de 6 millones de años y no quedan muchas ideas originales, y de todos modos no hay manera de probar que una idea es original ciento por ciento.
Por eso, en lugar de buscar ser original, es mejor ser auténtico. A veces, una persona solo necesita escuchar una lección que ha sido contada cientos de veces, e interpretarla desde su propia perspectiva única. A través de la lente de tu historia, desde tu perspectiva, con tu propia voz, a tu manera.
Porque no se trata de la lección en sí ni de cuán original es la idea que deseas compartir, se trata de si alguien por ahí puede tener un eco contigo cuando estás siendo auténticamente tú. Eso es todo lo que se necesita para cambiar la vida de alguien.
Conclusión: renuncia a compararte con los demás y a tratar de ser original. Es mucho mejor ser auténtico, o sea, ser tu mismo.
5. Sentir que el mundo te debe algo
Muchos creativos se sienten demasiado especiales. Y esto es un sentimiento narcisista. Piensan que los demás deberían priorizarlos y que el mundo gira en torno a ellos. También piensan que el mundo les debe algo, y que en virtud de ser lo que son, merecen una recompensa.
Obviamente, nadie hace esto a propósito. Este complejo se desarrolla con el tiempo. Pero no hay un camino más rápido hacia la pérdida de poder que sentirse importante.
Entonces, ¿cómo identificas si estás saboteando tu creatividad sintiéndote demasiado «privilegiado»?
Verifica tus expectativas:
Si a veces sientes que eres digno de una nota de periódico, o te confías en la esperanza de que lograrás algo en la vida, entonces te sientes demasiado privilegiado.
La verdad es que no eres más importante que los demás. Nadie te debe nada. No tienes ningún privilegio más allá de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Tú eres libre de confiar en ti mismo. Eres libre de asumir la responsabilidad de todo lo que puedas en tu vida. Y solo a través de este sentido de radicalidad, podrás crear tu propio resultado más deseado y compartir tus frutos con los demás, si así lo deseas. Pero nunca asumas que tienes privilegios por sobre los demás por el simple hecho de ser tú.
Renuncia al privilegio y agradece lo que tienes. Toma el control de lo que puedas y deja que tu grandeza brille en esos pequeños actos.
Conclusión: renuncia al sentido de privilegio y asume la responsabilidad de todos los aspectos de tu vida: aumentará drásticamente la cantidad de poder creativo que tienes.