Es recomendable seguir la regla de los cuatro obsequios y recordar que no quienes tienen más cosas, son más felices
La Navidad se asocia irremediablemente con un árbol adornado y repleto de regalos en su base. Probablemente, porque es lo que se ve en películas y en publicidad, es lo que los niños esperan con la llegada de Papá Noel o los Reyes Magos. Sin embargo, muchos progenitores tienen cada vez más claro que el abuso de sorpresas y juguetes sin control se aleja bastante de lo que se presupone como una buena crianza y más aún de lo que se considera consumo responsable.
Los expertos están de acuerdo con esa intuición paterna. Ghada Aboud, profesora de Magisterio de Infantil y Primaria en la Universidad Europea y tutora de Universidad de Padres, Up!family, afirma que recibir muchos regalos puede ser contraproducente para el pequeño: “Pueden perder la ilusión, la creatividad y la imaginación e incluso reducir su nivel de tolerancia a la frustración. Fomentaremos en ellos, además, un consumismo exagerado. No por recibir una mayor cantidad de juguetes van a ser más felices”. Porque “los niños pierden la capacidad de centrarse en un único regalo y de disfrutarlo plenamente, provocando que la emoción se disperse hasta llegar a desaparecer cuando reciben una gran cantidad de regalos”. En efecto, es habitual que, al encontrarse de golpe con demasiados regalos les provoque confusión y dificultad para escoger uno con el que pasar un buen rato.