Cada vez son más las mujeres que deciden postergar su maternidad para disfrutar de sí mismas, dedicarse a su carrera profesional, viajar, conseguir un ascenso laboral, gozar de su soltería, cumplir proyectos personales…
Y aunque algunos especialistas afirman que, después de los 35 años, la mayoría de los embarazos son de alto riesgo, tanto para la madre como para el bebé; recientes investigaciones sostienen que también tiene sus ventajas.
Investigadores de la Universidad de Londres afirman que los hijos de madres mayores de 40 años tienen una mejor salud física y emocional y, por ende, un tercio de éstos tienen menos riesgo de ser internados en un hospital antes de los tres años.
Lo anterior, porque a esta edad las mujeres son más maduras y estables (que aquellas que son madres antes de los 20 años), tienen mayor cuidado con sus hijos y un vínculo más estrecho, pues en la mayoría de los casos se trata de niños deseados.
Esto sin omitir, que los científicos han descubierto que los hijos de madres maduras, tienen mayor capacidad verbal.
Por su parte, investigadores de la Universidad de Southern California sostienen que ser madre primeriza a los 35 años contribuye a las habilidades mentales de la madre.
Lo anterior, debido a que durante el embarazo los niveles de estrógenos y progesterona aumentan, lo que provoca un mejor funcionamiento el cerebro y este efecto se potencializa, mientras mayor edad tenga la mujer.
Por si esto no fuera suficiente, investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston revelan que las madres que tienen a su último hijo a esta edad son más longevas.
La edad perfecta para ser madre depende de cada mujer, al igual que la decisión de no tener hijos. La maternidad no es una obligación, sino una elección que merece respeto.
