Decidir ir a terapia es una decisión muy importante, pues muchas veces debes dejar atrás ideas que tenías preconcebidas. Sabemos que no es fácil, por eso te ayudamos en este paso; si es la primera vez que vas a terapia, esto es lo que debes tomar en cuenta.
El nombre “estricto” de lo que normalmente conocemos como terapia, es psicoterapia. Es un tratamiento que consiste en hablar con un psiquiatra, psicólogo o cualquier especialista de la salud mental, con el objetivo de aprender más sobre tus estados de ánimo, sentimientos y comportamientos.
Todo esto con el objetivo de aprender a tomar el control de tu vida y responder a las diferentes circunstancias (incluidas las difíciles), a través de estrategias saludables, en lugar de destructivas, según revela Mayo Clinic.
Aunque tradicionalmente se usaba para el tratamiento de trastornos de la salud mental, como la ansiedad y depresión (¿conoces la diferencia entre ésta y la tristeza?), actualmente es una herramienta que cualquier persona puede aprovechar cuando las preocupaciones, estrés o diversos conflictos internos afectan su vida.
Es por eso que no debes sentirte culpable por decidir ir a terapia, sin embargo, sí es necesario que tomes en cuenta algunas cosas.
No todos los terapeutas son iguales
Existen diferentes tipos de terapia, algunos son más efectivos para determinados trastornos o enfermedades, por lo tanto, tu terapeuta debe tomar en cuenta tu situación para saber qué enfoque es el adecuado.
Asimismo, es importante que, en casos específicos como una adicción, trastorno alimenticio (¿sabes por qué se originan estos padecimientos?) o abuso, te acerques con alguien que tenga experiencia en el tema, de esa forma será más sencillo que logren avanzar en la solución del problema juntos.
¿Cómo encontrar a mi terapeuta?
No es tan fácil como googlearlo, encontrar a tu terapeuta es un trabajo importante. Para eso, puedes pedir ayuda a tu médico de cabecera, un amigo o alguien en quien confíes que pueda ayudarte con una referencia o recomendación, pues de esta forma podrás conocer un poco más de su trabajo.
Si no tienes una referencia, no dudes en preguntarle todo, desde su título hasta experiencia o cómo podría ayudarte, es tu derecho. Eso sí, aléjate de quienes se promocionan casi casi como milagrosos, siempre elige un profesional con preparación, pues más allá de que vas a pagarlo, una mala atención puede empeorar tu condición.
Aclara tu mente
Puede parecer un consejo tonto, tomando en cuenta que eso es lo que buscas al ir con un terapeuta, sin embargo, a lo que me refiero es que debes tener un punto de partida. En general, será aquello que te está atormentando en este momento, pueden ser muchas cosas, pero debes tener claro por donde empezar.
La primera sesión es “introductoria”
No te sorprendas si ese primer encuentro es como una cita donde sólo se dedica a preguntarte datos, eso es para poder reunir información tuya y tener un contexto. Claro, también te preguntará por lo que te llevó a su consultorio, pues de esta forma definirá qué enfoque usará, cuántas sesiones puedes necesitar y el objetivo de éstas, los cuales te explicará.
De hecho, es muy probable que sean más sesiones (alrededor de 3), las necesarias para crear esta evaluación y diagnóstico, sé paciente. Aprovecha esta oportunidad para confirmar que haya clic con él/ella y te sientas cómoda, en confianza y sin juicios, así podrás abrirte.
No te desesperes
Resolver los temas mentales y emocionales lleva tiempo, no esperes que en la primera sesión ya salgas como si nada. De igual modo, debes tomar en cuenta que el terapeuta no resolverá la situación que vives, simplemente te ayudará a enfrentarla.
El objetivo de la terapia no es que todo sea color de rosa, sino darte las herramientas para enfrentar las cosas de la mejor manera, para poder vivir más plenamente. Pero para eso, deberás comprometerte a ser honesta sobre lo que te está afectando, de lo contrario, no verás resultados.
Secreto profesional
Si lo que te preocupa y frena para ir a terapia es que alguien más se entere de lo que le platicas, debes saber que tu terapeuta debe mantener la confidencialidad. Así que a menos que lo que le digas te ponga en peligro o alguien más, tus secretos estarán a salvo.
Listo, lo siguiente será seguir tu tratamiento como si tomaras pastillas, es decir: sin posponer sesiones, cumpliendo con las tareas que te deje el terapeuta, como escribir en un diario, y, lo más importante, abriendo tu corazón.
Es cierto que la terapia puede ser algo costosa, sin embargo, también puedes acercarte a asociaciones que brinden este servicio de forma gratuita o a través de un estudio socioeconómico y, si en algún momento tienes dudas de tu terapeuta, estas señales te pueden ayudar a saber si es mejor dejarlo.