Maneras en que la tecnología nos ayuda a luchar contra el cambio climático

Los avances tecnológicos, en particular el descubrimiento y uso de combustibles fósiles, han contribuido al cambio climático, eso ya lo sabemos todos, pero también es cierto que han permitido a la humanidad tomar conciencia del impacto del ser humano en el planeta y desarrollar técnicas para abordar el calentamiento global.

Hoy te hablamos de algunas innovaciones tecnológicas que podrían ayudar a la humanidad a evitar el daño catastrófico que podría causar un aumento continuo de las temperaturas globales, pues los gases contaminantes hacen que las temperaturas se incrementen cada vez más y que el clima cambie, lo que, a su vez, redunda en sequías y aumenta el riesgo de incendios a lo que se sumaría la deforestación y la desertización de nuestro planeta, cada día más asfixiado por nuestro comportamiento.

La quema de combustibles fósiles para satisfacer la creciente demanda de energía ha elevado las emisiones de dióxido de carbono a un nivel récord y parece que la innovación puede servirnos de salvavidas para luchar contra esta emergencia climática en la que nos encontramos.

He aquí unos ejemplos en los que la tecnología está jugando su parte en la reducción del aumento del nivel del mar y el calentamiento de las temperaturas. Después de todo, los gigantes tecnológicos influyen en las decisiones de miles de millones de consumidores todos los días.

Los científicos del clima dicen que las emisiones globales deben reducirse muchísimo de aquí a 2030 para evitar las peores consecuencias del calentamiento.

Reducir las emisiones de CO2

Los científicos atribuyen principalmente al aumento de la temperatura media de la Tierra las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el hombre. Entre los gases de efecto invernadero más importantes se encuentra el dióxido de carbono (CO2), cuyas concentraciones han aumentado casi un 50% desde que comenzó la revolución industrial. ¿Cómo se emplea la tecnología para reducir las emisiones de CO2? Con tecnologías de captura, utilización y almacenamiento de carbono, como el proyecto Net Zero Teesside de Reino Unido, que explora la captura y almacenamiento de carbono del Reino Unido a partir de energía proveniente de residuos. El proyecto planea capturar hasta 10 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono (CO₂), el equivalente al uso anual de energía de más de 3 millones de hogares en el Reino Unido. De hecho, tiene como objetivo eliminar el 90% de las emisiones de CO₂ fósiles y biogénicas de la planta de generación de energía a partir de desechos, lo que lo convertiría en carbono negativo.

Biomasa oceánica

Si bien la biomasa se puede usar para energía renovable con carbono negativo, siempre será un recurso limitado debido a las limitaciones del uso de la tierra. Pero en el espacio oceánico podríamos cosechar de manera sostenible. Pero, ¿qué exactamente? Algas, por supuesto. O, más bien, macroalgas. Las macroalgas crecen rápidamente: pueden crecer dos centímetros y medio día. También extraen el CO2 del agua de mar y si podemos recogerlas y mantener el carbono y aislarlo para que no vuelva a entrar a la atmósfera o al océano, ahí tenemos la solución. Los proyectos para la recolección de algas a gran escala se están desarrollando en la organización de investigación noruega Sintef, por ejemplo, donde hablan de contar con dos o tres cosechas al año de estas macroalgas. Pero antes de que las algas puedan cultivarse y cosecharse a gran escala, sería necesario realizar una investigación para ver cómo afectaría esto a los ecosistemas submarinos, aclaran desde Sintef.

Usar algas para alimentar a las vacas

Ya sabemos que otro potente gas de efecto invernadero es el metano, cuyas emisiones están alcanzando niveles récord debido a la ganadería. La agricultura representó aproximadamente dos tercios de todas las emisiones de metano relacionadas con las actividades humanas entre 2000 y 2017, según un estudio reciente, y los combustibles fósiles contribuyeron con la mayor parte del tercio restante. Este metano proviene principalmente del ganado pues las vacas fermentan el alimento en su estómago, donde los azúcares se convierten en moléculas más simples que pueden ser absorbidas por el cuerpo mientras expulsan metano mediante eructos. Unos 200 gramos al día de metano por vaca, lo que representa, aproximadamente, unos 5 kgs de unidades de CO2 al día.

Baterías para vehículos eléctricos

Las baterías son cada vez más livianas y más pequeñas que las baterías recargables anteriores. Se pueden cargar más rápido y con más frecuencia. A medida que su peso y precio continúan cayendo, están desempeñando un papel cada vez más fundamental en la descarbonización del sector del transporte al hacer que los vehículos eléctricos sean más baratos, algo que permitirá la integración de más y más tecnología renovable.

Herramientas de Inteligencia Artificial

La ciencia es una herramienta eficaz para redefinir la realidad. La próxima generación de motores de búsqueda debe apoyar los objetivos sociales. Las nuevas herramientas de inteligencia artificial que están desarrollando empresas emergentes como Iris.ai pueden ayudar a en este propósito. Desde Alexa hasta Google Home y Siri, el futuro se hace mediante voz, pero ¿quién elige la fuente de información? Ahí es donde debe entrar la ciencia para poner consenso en la comunicación.

¿Reparar el clima?

El Centro de Reparación del Clima de la Universidad de Cambridge (Inglaterra) está investigando una serie de ideas que repararían el daño causado por la contaminación que causa el hombre. Entre sus postulados se encuentra la posibilidad de volver a congelar los polos. ¿De qué forma? Iluminando las nubes sobre ellos, esencialmente rociando pequeñas gotas de sal en el cielo para ayudar a las nubes a reflejar la radiación de regreso al espacio. Otra de las soluciones propuestas reside en “reverdecer” los océanos, esencialmente fertilizándolos para estimular el crecimiento de materia vegetal y algas que podrían absorber más CO2. Sin embargo, este último aspecto no cuenta con la aprobación de los climatólogos y biólogos que opinan que las consecuencias de llevar esta empresa a cabo acabarían con una enorme interrupción en los ecosistemas de los océanos y tampoco capturaría el suficiente CO2 para compensar las emisiones de gases de efecto invernadero humanas.

Teletrabajo

La pandemia de COVID-19 nos ha demostrado, más que nunca, que es posible ampliar el rango de funciones que podemos desempeñar desde casa. El teletrabajo ha llegado para quedarse, vaticinan muchos y, además, supone una herramienta fabulosa para utilizar la tecnología en defensa de nuestro planeta, reduciendo las emisiones del transporte (ya sea público o privado) y también las emisiones de los edificios de oficinas.

¿Qué podemos hacer nosotros como consumidores de tecnología?

Por nuestra parte, podemos educarnos sobre lo que implica la tecnología que compramos, cuáles son los impactos climáticos y cuánto tiempo puede durar un producto o dispositivo concreto. También podemos pensar en qué es lo que vamos a comprar primero, antes de preguntárnoslo después. Pues la compra, el envío, la entrega y la devolución del material también contribuyen al calentamiento global. Podemos ayudar haciendo que nuestros productos o dispositivos existentes duren más, reemplazando su batería o componentes, haciendo una reparación del mismo o incluso comprando productos de segunda mano.

 

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