Las películas nos muestran una ficción que nos hace sentir emociones reales. Por eso, llorar con ellas es un signo de que sabemos empatizar con los personajes que participan en la acción.
Nos ponemos en su piel, sentimos como si fuéramos ellos, vemos la realidad a través de sus ojos, dejamos nuestras circunstancias para trasladarnos a las suyas… Todo esto nos permite comprender su situación
Pero, ¿hay alguna explicación racional para todo esto? Lo cierto es que cuanta mayor sea la carga emocional de la película nuestro cerebro liberará más oxitocina. Una investigación realizada en la Claremont Graduate School descubrió que la segregación de esta hormona nos ayuda a conectar con otras personas, ocasionando que seamos más amables, más empáticos.
Por lo tanto, llorar no es para nada un signo de debilidad, sino más bien una señal de empatía, de que sabemos conectar con los demás, de que podemos sentir en nuestra piel las emociones ajenas y esto nos hace personas emocionalmente fuertes, no lo contrario.
Además, las personas que carecen de empatía tienen una gran desventaja en sus relaciones interpersonales. No sabrán conectar ni entender qué puede sentir la persona que está frente a ellas. Esto les provocará serios problemas y conflictos. Conectar con los demás es muy importante para establecer relaciones sanas y que impliquen apoyo.
Llegados a este punto, queda claro que llorar no nos hace más débiles, ¡esto es un mito! Cada vez que te encuentres con una persona que llora por casi todo, ya no la verás como alguien débil, sino que sabrás que es más fuerte de lo que piensas. ¿Tú también lloras con las películas?
Fuente: lamenteesmaravillosa.com