NUESTRA RUSTICA ARMONIA
Manifestación de identidad e historia de Granados.
“Nuestra Rústica Armonía”, el canto “himno” que cada 14 y 15 de mayo los granadeños entonamos con fervor para honrar a San Isidro Labrador, tiene su origen a miles de kilómetros al sur del pueblo, en la Argentina.
Las raíces de nuestra Rustica se ubican en los “Gozos a Nuestra Señora de Luján como Protectora de los Labradores”, un canto incluido en el Manual del Devoto de Nuestra Señora de Luján, editado en Buenos Aires (1889) por Jorge María Salvaire, un sacerdote franco-español, ferviente promotor de la devoción a la Virgen de Luján en Argentina.
En el “Manual del Devoto de Nuestra Señora de Luján”, Salvaire presenta estos gozos o cantos como una expresión de gratitud, confianza y súplica de los agricultores a la Virgen.
En los versos se destaca el papel de la Virgen como protectora de quienes trabajan la tierra. El coro y las estrofas reflejan la vida cotidiana del labrador, su relación con la naturaleza y su fe en la intercesión de la Virgen.
Llama la atención como este canto fue adaptado a miles de kilómetros de distancia, quizás dos o tres décadas después de ser publicado, por los residentes de la pequeña comunidad de Granados para honrar a San Isidro Labrador, patrón de los agricultores.
Esto podría explicarse en el hecho de que en las décadas finales de los 1800s, y las primeras los 1900s, libros devocionales católicos como el de Salvaire circulaban entre parroquias y misiones alejadas, incluidos lugares remotos de México.
Quizás alguno de los sacerdotes granadeños de ese entonces, formados en seminarios o centros religiosos donde se conocía esta obra, pudieron adoptar el texto como parte del repertorio litúrgico.
Los cantos se adaptaban oralmente, manteniendo la melodía y el esquema rítmico, pero modificando palabras o versos según el santo local, en este caso, San Isidro Labrador.
Es probable que fuera así como surge “Nuestra Rústica Armonía”, en la cual el canto, en vez de dirigirse a la Virgen, se convierte en una alabanza a San Isidro.
Algunas estrofas insertan un lenguaje arcaico; “rústica armonía”, “mieses coseche”, lo cual une al pueblo con su historia y su habla tradicional.
“Cuando en la tarde serena a nuestra choza volvemos amapolas recogemos para poner en tu altar”.
Ese párrafo, en particular, me hace sospechar que la adaptación del canto argentino por los granadeños, ocurrió entre la década de los 1920s y la 1940s, pues en esos años la bella flor de la Amapola se cultivaba ampliamente en los jardines del pueblo, donde aún no se daban por enterado que la planta había sido prohibida en la primera Ley de Estupefacientes del país, en 1931.
No he escuchado la versión musical de los “Gozos a Nuestra Señora de Luján como Protectora de los Labradores”, pero me es muy, muy difícil creer que sea mas bella que la de nuestra “Rustica”.
“Nuestra Rústica Armonía” no es solo un canto religioso; es una manifestación de la identidad y la historia de Granados.
Su entonación durante las festividades de San Isidro Labrador simboliza la continuidad de las tradiciones y la unión de la comunidad en torno a su fe y sus raíces.
Aquí las dos versiones del canto.
“GOZOS A NUESTRA SEÑORA DE LUJAN COMO PROTECTORA DE LOS LABRADORES”.
Coro
Nuestra rústica armonía
Por Ti en los campos resuena:
Tú eres Madre dulce y buena
Escúchanos ¡ oh María I
Cuando aparece la aurora *
Luz vertiendo en las campañas,
En nuestras pobres cabañas
Oramos ante tu altar,
Y emprendemos el trabajo
Con la esperanza segura
De que tu mirada pura
Siempre nos ha de alumbrar.
Coro: Nuestra rustica, etc.
II
Si en los surcos arrojamos
La semilla, bien sabemos
Que en tu Hijo Padre tenemos
Que la hará fructificar.
Él que á los lirios del prado
Concede bello ropaje
Y á las aves su plumaje
No puede al hombre olvidar.
Coro: Nuestra rústica, etc. III
Muchas veces con sus rayos
Nos abraza el sol ardiente,
Y empapando nuestra frente
Baja á la tierra el sudor.
Mas entonces dirigimos
Nuestra mirada á tu Templo
Y nos cubre con su velo
Nube en que vemos tu amor.
Coro: Nuestra rústica, etc.
IV
No tememos la tormenta,
Ni los vientos desatados
Que amenazan los sembrados
En su cólera destruir;
Porque luego entre las nubes
Y en el arco misterioso,
Vemos tu rostro amoroso
Apacible relucir.
Coro: Nuestra rústica, etc. V
Al descender mansamente
La lluvia por las laderas,
Y al bañar nuestras praderas
Que se cubren de verdor,
Sentimos de gratitud
Nuestro pecho rebosando
Porque es señal que rogando
Estás por el labrador.
Coro: Nuestra rústica, etc.
VI
Cuando en la tarde serena
A nuestra choza volvemos
Bellas flores recogemos
Para poner en tu altar.
Y con la esposa querida
Y los hijos cariñosos,
A Ti cantos amorosos
Comenzamos á entonar.
Coro: Nuestra rústica, etc. VII
¡ Oh María ! Madre tierna
De aquel Labrador divino
Que á la humilde tierra vino
Á sembrar fe con afán!
Haz que en el tremendo día
En que sus mieses coseche
Nuestras almas no deseche,
Virgen Reina de Lujan!
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Nuestra RUSTICA ARMONIA
Nuestra rústica armonía
Por Ti en los campos resuena:
Tú eres Padre dulce y bueno
Óyenos Santo Querido
Cuando aparece la aurora
Por encima de las montañas
En nuestras pobres cabañas
Oramos ante tu altar,
Y emprendemos el trabajo
Con la esperanza segura
De que tu mirada pura
Siempre nos ha de alumbrar.
Coro: Nuestra rustica, etc.
II
Si en los surcos arrojamos
La semilla, bien sabemos
Que en ti un buen padre tenemos
Que la hará fructificar.
Él que á los lirios del prado
Concede bello ropaje
Y á las aves su plumaje
No puede al hombre olvidar.
Coro: Nuestra rústica, etc. III
Muchas veces con sus rayos
Nos abraza el sol ardiente,
Y empapando nuestra frente
Baja á la tierra el sudor.
Mas entonces dirigimos
Nuestra mirada á tu Templo
Y nos cubre con su velo
Nube en que vemos tu amor.
Coro: Nuestra rústica, etc. IV
No tememos la tormenta,
Ni los vientos desatados
Que amenazan los sembrados
En su cólera destruir;
Porque luego entre las nubes
Y en el arco misterioso,
Vemos tu rostro amoroso
Apacible relucir.
Coro: Nuestra rústica, etc. V
Cuando en la tarde serena
A nuestra choza volvemos
Amapolas recogemos
Para poner en tu altar.
Y con la esposa querida
Y los hijos cariñosos,
Nuestros cantos amorosos
Aquí vamos a entonar.
Coro: Nuestra rústica, etc. VII
¡Oh Señor San Isidro
Oh padre tierno y divino
Que a esta humilde tierra vino
Sus virtudes a sembrar
Haz que en el tremendo día
cuando sus mieses coseche
Nuestras almas no deseche,
Para ir al cielo a gozar.