La moda también fue parte de esta revolución, ya que la mujer, al intentar vestirse como ella quisiera, iba manifestando su intención de liberación femenina a través de esta.
Tanto así que en 1890, en Francia, se decretó una ley que ponía en prisión a aquella mujer que se atreviese a usar pantalón.
En el año 1915, la feminista puertorriqueña Luisa Capetillo fue detenida por usar pantalón en público.
En plena guerra mundial es cuando el armario femenino da un gran giro, dejando de lado el tradicional vestido y comenzando a usar pantalones y chaquetas. Prendas que por aquel entonces eran netamente masculinas. Esto dio lugar a la aparición del traje de chaqueta femenino.
No obstante, el cambio más radical llega con la aparición del pelo corto a raíz de poder trabajar más cómodamente, puesto que el cabello largo corría el riesgo de enredarse en las máquinas.
La figura de la que hoy en día es considerada como una de la grandes diseñadoras de la alta costura nace en este tiempo: Coco Chanel.
De nombre real Gabrielle Chanel, era una mujer que usaba ropa de su marido, como pantalones y corbatas, porque consideraba que «las mujeres no parecían humanas y sus ropas eran contra natura«.
Coco Chanel y su contribución a la Liberación Femenina
Impulsó el uso del pantalón ajustado a las pantorrillas, toda una provocación para una época en la que mostrar los tobillos se consideraba indecente.
Coco Chanel diría lo siguiente con respecto a la vestimenta femenina:
«Yo les devolví su libertad. Les di brazos y piernas de verdad, movimientos que eran auténticos y la posibilidad de reír y comer sin tener necesariamente que desmayarse.»
Lo dijo refiriéndose a los pomposos vestidos que se usaban, los cuales, además de ocultar las piernas, añadían apretados corsés que muchas veces les impedía hasta respirar.
En 1926, Coco Chanel vuelve a marcar tendencia con el Little Black Dress. Con este vestido revolucionó el armario femenino. Atrás iba quedando el ostentoso vestido, y ahora la mujer podía lucir su figura en un vestido ajustado, además de poder mostrar sus piernas.
Coco Chanel consideraba que aquello era una forma digna de vestir usando un color serio y respetable.
Ella rompió con todos los esquemas del armario femenino. Con lo cual, la moda nunca más volvió hacia atrás y la mujer empezó a vestirse como quería, dejando ver que tenía todo el derecho a vestir de forma libre.
El estilo Garçonne y las Flappers
Es un estilo que nace en Paris en 1920, estilo con el cual la mujer busca vestirse de manera andrógina, usando trajes masculinos como el esmoquin, o en traje y corbata. Y usando el cabello muy corto, corte de cabello conocido como bob cut.
Este movimiento tiene sus orígenes en un periodo de liberalismo social plagado de turbulencias sociales, donde la mujer aprovechó para imponer su figura y no volver al pasado.
Mientras tanto, en los Estados Unidos de esta misma década nacen las Flappers, chicas que eran consideradas rebeldes por su estilo moderno e independiente.
Las flappers, además de llevar el cabello al estilo bob cut, usaban vestidos cortos holgados, sin corsé. Atrás iba quedando aquella incómoda prenda. Además, combinaban estos vestidos con accesorios masculinos como bastones, sombreros, monóculos o boquillas, con las cuales fumaban en público. Todo un escándalo para la época.
Estas chicas bailaban y escuchaban música inadecuada para una mujer de esa época, como lo era el jazz. Además de conducir, beber licor y usar mucho maquillaje.
Por su lado, a la actriz alemana Marlene Dietrich le encataba llevar tuxedo (esmoquin), por lo que en 1930 el jefe de la policía de París la amenazó con arrestarla si continuaba llevándolo en público.
Lejos de acatar órdenes, ya en 1932, en el estreno de su película El signo de la cruz (The Sign of the Cross, 1932), Marlene apareció vestida con esta prenda.
Desde entonces la moda cambió para siempre.
Nunca se había visto que una mujer, considerada un sex simbol, vistiera de esta forma.
Así, todas las mujeres querían vestir como Marlene, hecho que hizo a las tiendas apostar por esta prenda. Y de este modo se erradicó para siempre la costumbre de que la mujer solo debía usar vestido y falda.
Asimismo, se empezaron a usar telas que antes eran exclusivamente para la fabricación de ropa masculina, tales como el lino, que empezaron a usarlo para la fabricación de ropa femenina.
La llegada de las flappers hizo que se rompiera una importante barrera entre el hombre y la mujer, puesto que es también aquí cuando el deporte cobra vital relevancia en la mujer.
Sus vestimentas no eran tan cómodas para practicar deportes, tales como el tennis, montar en bicicleta, o simplemente correr.
Por lo que usar dicha tela para la fabricación de su ropa hizo que la mujer empezara a sentirse cada vez más aceptada y liberal en una sociedad donde las cosas consideradas masculinas no eran apropiadas para una dama.
Con la escasez de materiales de la Segunda Guerra Mundial, las piernas femeninas iban destapándose, puesto que la tela entonces era mucho más cara. Por esto, las faldas eran entonces más cortas y las medias de nylon iban desapareciendo.
Se impuso la ropa de trabajo masculino, por lo que la mujer adoptó los trajes enterizos y los jeans o vaqueros. El rol de la mujer se iba asemejando más al del hombre y su imagen así lo demostraba.
La llegada del Bikini
En 1946, un ingeniero mecánico llamado Louis Réard, creó el primer bikini moderno. No tuvo buena acogida debido a que la prenda se consideraba muy reveladora, pero era la primera vez que una prenda femenina dejaba ver prácticamente todo su cuerpo.
Por supuesto, fue un gran escándalo.
Aquel bikini provocó que la Iglesia lo condenara, y varios países prohibieron esta prenda.
Sin embargo, esto no quedó en el olvido, y en 1951 Miss Mundo fue coronada vistiendo bikini en medio del escándalo, hecho que hizo que el concurso prohibiera esta prenda.
En 1962, Úrsula Andress apareció en la película de James Bond en una escena donde usaba esta prenda controvertida.
Y en la década de los 70, el bikini ya había sido adoptada por la mayoría de mujeres como un símbolo de libertad y autoestima.
La popularización de los jeans
La popularización de esta prenda llega de la mano de la famosa actriz, considerada todo un sex symbol de la época: Marilyn Monroe.
La popularidad de esta mujer era tal que, todo lo que se vistiese, se vendía. Por tal motivo, las marcas de ropa apostaban por su imagen.
En películas como Vidas rebeldes (The Misfits, 1961), donde la actriz interpretaba a un cowboy, permitieron que esta prenda se popularizara entre el género femenino.
Hasta aquel entonces, esta tela solo era exclusiva para la ropa masculina. Pero la acogida fue tal que empresas como Lee y Levi’s apostaron por estos jeans, siendo todo un boom.
En los años posteriores, llegó la creación de la minifalda, prenda que da énfasis en la liberación femenina, bajo la firma de la diseñadora inglesa Mary Quant, en 1966.
Con todo esto crece la liberación sexual femenina que, junto a la creación de la píldora anticonceptiva en los años 60, se produce un enorme cambio de autonomía para la mujer, que rompe todos los esquemas y demuestra que ellas podían llevar lo que quisieran como quisieran.
Ya en los años 80, la mujer tiene mucha más presencia laboral, y comienzan a surgir las llamadas career women. Estas son mujeres con formación académica superior, que acceden a puestos de trabajo que antes eran reservados para hombres.
Y con ello aparece también el llamado power dressing, inspirado en el traje formal masculino. La marca de ropa Armani popularizó esta prenda llamándola power suit, un traje de chaqueta sencillo y adaptado al cuerpo femenino.
«Riot Grrrl»
En los 90 nace el movimiento Riot Grrrl. Este movimiento feminista nació en los Estados Unidos de la mano de géneros musicales como el Punk, el Rock, el Hardcore y el Heavy Metal, aludiendo que la mujer también podía ser parte de estos géneros musicales.
Con este movimiento buscaban dejar de lado el aspecto de “mujer delicada”, creando una imagen de mujer más “ruda”, y haciendo ver que no solo una “mujer bonita y de imagen delicada” es una mujer.
El Riot Grrrl incluía cortes de pelo de aspecto «mal cortado», labios rojos, y colores llamativos y atrevidos como el rojo o el negro, y muchas cadenas o accesorios metálicos fueron sus señas de identidad.
En su música, trataban temas que hasta el momento eran considerados tabú, con letras cuyo contenido se relacionaba con el abuso sexual, el acoso, la desigualdad de género, la homofobia y el empoderamiento femenino.
En resumen, la moda en el siglo XX fue una gran herramienta para que las mujeres fueran adoptando una postura de rechazo a lo convencional.
En el mundo de la moda, actualmente se ha conseguido una total igualdad entre hombres y mujeres. Al menos ya no existen colores ni telas que sean solo exclusividad masculina.