Durante los últimos años, se ha hecho especial hincapie en la importancia de saber gestionar las emociones para ser un buen profesional. Lo cierto es que tener esa cualidad es algo importante más que como trabajador, como persona, porque influye en nuestra capacidad para relacionarnos y para entendernos mejor a nosotros mismos, influye considerablemente en nuestra forma de entender el mundo y de vivir, en resumen.
Esa capacidad es lo que responde al nombre de inteligencia emocional, un concepto que vamos a abordar a continuación. Pero no es lo único que vamos a hacer, vamos a abordar esa cuestión que tanto vincula la inteligencia emocional con el trabajo. Porque dicen que este tipo de inteligencia es realmente influyente dentro del ámbito laboral. ¿Es cierto? Por supuesto que sí, aunque esa respuesta no es suficiente, así que vamos a profundizar en ello.
¿Cómo influye la inteligencia emocional en el entorno laboral?
Para poder entender sus efectos, antes es necesario tener una buena explicación de la inteligencia emocional. En ese enlace podéis leer una descripción larga y detallada, pero aquí podemos deciros que es la capacidad que tiene una persona de entender, reconocer y saber manejas sus emociones. Aunque su alcance va un poco más allá de uno mismo, porque también se usa para hablar del reconocimiento, entendimiento e influencia sobre las emociones de terceros. En resumidas cuentas, es la cualidad por la que podemos mirar y, hasta cierto punto, controlar emociones
Huelga decir que, dada su naturaleza, la inteligencia emocional juega un papel clave en las relaciones interpersonales. Alguien sin apenas inteligencia emocional puede tener muchos más problemas para sociabilizar que alguien que tenga mucha. En la otra cara de la moneda, alguien con un gran conocimiento de la inteligencia emocional puede abusar de ello. A priori, suena como un poder de película, pero realmente esalgo más visceral y natural, es lo que nos lleva a entender a otras personas, a empatizar y, sobre todo, a saber gestionar nuestro estado de ánimo.
Resulta esencial a nivel personal, porque permite a una persona entender y responder a las emociones de otros. De hecho, hay profesionales que aseguran que la inteligencia emocional tiene un papel más importante en el éxito personal que el coeficiente intelectual. Porque, por mucha formación y preparación que haya de por medio, al final las relaciones no dejan de ser algo entre personas, y ahí los sentimientos y emociones siempre juegan un papel vital.
Con este contexto bien asentado, toca abordar la cuestión central, aunque es fácil vaticinar sus efectos conociendo su definición. ¿Hasta qué punto afecta la inteligencia emocional en el trabajo? ¿Es algo capaz de cambiar el ambiente en una empresa, de hacer que una persona rinda más o menos? Vamos a abordar todas esas cuestiones a continuación aunque, como acabamos de decir, no es difícil ver su influencia una vez se entiende el concepto.
Más complejidad exige más inteligencia emocional
Estudios han demostrado que tareas más complejas dentro del ámbito laboral exigen tener una mayor inteligencia emocional, teniendo un importante impacto en su rendimiento. Es fácil ver un ejemplo de ello: podemos pensar en un jefe de departamento. Además de tener que gestionar a su equipo, tiene que interactuar con el resto de departamentos, organizar tareas y asegurarse de su correcta ejecución bajo las directrices de la empresa. Conseguir esto con buenos resultados exige entender también el estado de ánimo no solo del equipo, sino también del resto de departamentos.
En otra parte de la balanza tenemos que colocar la inteligencia emocional y el rendimiento en el trabajo. Una persona puede notarse extraña un día y perder gran parte de la jornada por no rendir como de costumbre. En cambio, alguien con una inteligencia emocional bien desarrollada, puede llegar a captar rápidamente la raíz de su estado de ánimo, analizar las razones e incluso abordar una solución o separar el problema para rendir más.
Un entorno más sano y satisfecho
En una empresa hay personas, y la interacción entre ellas también afecta a su estado anímico. Huelga decir que, en un equipo que trabaja bien este tipo de inteligencia, es más fácil que las relaciones entre compañeros sean más fuertes y haya un ambiente mucho más cooperativo. Las personas se entienden mejor tanto a sí mismas como entre ellas, saben cómo reaccionar a las señales anímicas que reciben tanto del exterior como de ellas mismas.
Eso afecta a su comunicación, estrecha lazos y permite que haya un ambiente de trabajo mucho más sano. El personal estará más contento y la sensación de equipo se verá más reforzada. Cosa que, de una forma u otra, también acaba afectando a los resultados de la empresa. Un equipo más unido rinde mucho mejor y genera mejores resultados, sobre todo si se encuentra en un perfecto estado anímico y entiende perfectamente la naturaleza de sus sentimientos y emociones.