Para empezar a responder a esta pregunta podemos empezar por preguntarnos cuál es el más frío de la Tierra… y seguir bajando. En ese caso podríamos pensar que es en el Polo Norte, pero más fría es la Antártida: las temperaturas en nuestro Polo Sur son entre 20 y 30 grados más bajas. Lo curioso es que, contra todo pronóstico, animales y plantas viven en ese páramo helado, donde se han catalogado más de 1 000 especies de plantas. En la Antártida el ser vivo más abundante es el tip, y no es para menos pues es un superviviente nato al frío más extremo: en el laboratorio ha sobrevivido a temperaturas cercanas al cero absoluto (–273,16 ºC). Es bajo la congelada superficie antártica donde vamos a encontrar, si las previsiones de los científicos se cumplen, biotopos absolutamente maravillosos.
En particular, los expertos están asombrados con un lago de agua dulce descubierto en 1974 bajo la capa de 4 km de hielo continental en la Antártida Oriental. Es el lago Vostok, con una longitud máxima de 200 km y una profundidad media de 125 m. La perforación que pretendía llegar hasta él se detuvo en 1998, a 100 metros de la superficie del lago: podría destruirse un entorno aislado del resto del mundo desde hace 15 millones de años. La primera muestra de agua congelada se obtuvo en 2013 pero tan pronto como se perforó la capa de hielo, el agua del lago se mezcló con el freón y el queroseno utilizado para mantener frío el pozo, contaminando la muestra. En enero de 2015, se perforó un nuevo pozo y supuestamente se obtuvo una muestra de agua “limpia”. En ella se encontraron secuencias de ARN y ADN que indicaban la presencia de organismos, algunos similares a los que se encuentran en los sistemas digestivos de peces, crustáceos y gusanos anélidos. Alrededor del 94 % eran bacterias y el 6 % eucariotas, en su mayoría hongos. Sin embargo, acceder al agua del lago sigue siendo un gran desafío pues no está claro como acceder a él sin contaminarlo.
Pues bien, en la superficie, donde se encuentra la base de investigación Vostok, se ha registrado una de las temperaturas más baja de la Tierra: -88,3º C. Pero no es el lugar más frío. En otros pequeños valles situados sobre Meseta Antártica Oriental se han registrado temperaturas de -98 °C en los inviernos de 2004 a 2016. Es decir, cinco grados menos que lo estimado hasta el momento, según un estudio publicado en la revista científica Geophysical Research Letters en 2018.
Frío en el Sistema Solar
Puede parecer muy bajo, pero no es nada comparado con las temperaturas que se alcanzan en otros planetas de nuestro Sistema Solar. El satélite de Júpiter, Europa, uno de los lugares en los que se piensa puede darse algún tipo de química prebiótica, tiene una temperatura superficial de –170º C. Este satélite joviano presenta un aspecto completamente congelado y bajo su superficie –con un espesor entre 10 a 100 kilómetros de hielo– se extiende un inmenso mar de agua salada.
En los comienzos del Sistema Solar, Europa estaba a la distancia adecuada para recibir el calor radiado por un joven Júpiter aún en formación. Su atmósfera era rica en dióxido de carbono, nitrógeno, vapor de agua, amoniaco, metano e hidrógeno y diversas erupciones volcánicas arrojaban lava al inmenso océano de agua. Pero su destino estaba sellado: la contracción Júpiter llegó a su fin, dejó de emitir radiación y el inmenso océano de Europa se congeló.
Nuestro vecino Marte también es un lugar bastante frío. La temperatura media en superficie es de -63º C, con un rango que va desde los 20º C a los -140º C. Pero lo más peculiar son sus bruscos cambios de temperatura. En sólo un minuto, justo al amanecer, la temperatura puede cambiar 20º C. Es más, si estuviéramos de pie en Marte, la diferencia de temperatura entre nuestros pies y nuestra cabeza sería de unos 15º C.
Para frío, frío, nuestro propio universo. Su temperatura media es de unos -270º C. Así que podríamos decir que el espacio interestelar, alejado de toda estrella, es el lugar más frío del universo. Pues no. Aunque pueda parecernos increíble, el espacio no es el lugar más frío que podamos encontrar. De hecho, si queremos darnos una vuelta por el sitio más frío de España basta con bajar a los sótanos de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza. Allí, en uno de los laboratorios del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (ICMA), encontraremos un refrigerador de dilución que enfría hasta una temperatura de 12 milésimas de grado por encima del cero absoluto (-273,16 ºC).
Claro que el récord de lugar más frío lo tenemos en el Centro para Tecnología Espacial Aplicada y Microgravedad de la Universidad de Bremen, en Alemania: en 2021 los científicos batieron el récord de temperatura más fría jamás medida en un laboratorio: 38 billonésimas de grado por encima del cero absoluto, al dejar caer gas magnetizado desde una altura de 120 metros por una torre. Claro que solo fue durante los pocos segundos que duró la caída.