Si haces esto, de seguro tienes una tienes adicción a Internet

La calidad de vida es un concepto bastante antiguo que se remonta al menos al filósofo clásico Aristóteles, aunque ciertamente, el polímata Aristóteles equiparaba el concepto de una buena vida o hacer bien las tareas con la felicidad, en lugar de lo que actualmente llamamos calidad de vida. Hoy en día se habla mucho de salud mental y bienestar y de los supuestos problemas de neuroticismo y comportamiento adictivo. Esto es especialmente importante cuando hablamos de adicción a Internet y de cómo esto puede estar perjudicando nuestra calidad de vida, en general.

Así, a pesar de que las nuevas tecnologías han supuesto un avance trascendental en la forma de vida de nuestro tiempo facilitando y simplificando tareas que en otro tiempo resultaban tremendamente complejas o incluso que nos robaban mucho tiempo, hoy en día, el uso de Internet, el ordenador y el móvil están arraigados en la sociedad contemporánea que han cambiado la forma en que vivimos nuestras vidas más que cualquier otro medio tecnológico. A pesar de esto, todavía sabemos relativamente poco sobre los efectos de la adicción a Internet en nuestro funcionamiento psicológico, salud mental y bienestar general.

Si bien aunque podamos creer que navegar por la web o ver vídeos de temática diversa en YouTube es un acto relativamente inofensivo, hay algunas personas que pasan tanto tiempo usando el móvil o un ordenador que ha comenzado a interferir con su vida diaria. Cuando una acción o un deseo se convierte en un obstáculo que tiene prioridad sobre los aspectos más importantes de la vida (relaciones, trabajo, escuela), es cuando podemos clasificarlo como una adicción.

Los profesionales que reconocen la adicción a Internet tienden a clasificarla como un trastorno obsesivo compulsivo o un trastorno de control de impulsos para ayudar al tratamiento. Podríamos definir la adicción a Internet como un deterioro en el control del uso de la red que se manifiesta como un conjunto de síntomas conductuales, cognitivos y fisiológicos, por realizar un uso excesivo de Internet, algo que provoca una marcada distorsión de los objetivos individuales, familiares o profesionales. Pero, ¿cuántos tipos de trastornos relacionados con Internet hay? ¿Por qué se producen?

¿Qué causa la adicción a Internet?

Como la mayoría de los trastornos, es complicado identificar la causa exacta del trastorno por adicción a Internet. El trastorno de adicción a Internet, además de otros trastornos de dependencia, parece afectar el centro de placer del cerebro. El comportamiento adictivo desencadena una liberación de dopamina para promover la experiencia placentera que activa la liberación de esta sustancia química. Con el tiempo, se necesita más y más actividad en la red para inducir la misma respuesta placentera, creando una dependencia.

¿Cuáles son los síntomas?

Los signos y síntomas del trastorno de adicción a Internet pueden presentarse tanto en manifestaciones físicas como emocionales. Algunos de los síntomas emocionales del trastorno de adicción a Internet pueden incluir: depresión, mentiras, sentimientos de culpa, ansiedad, sensación de euforia al usar el ordenador, incapacidad para priorizar o mantener horario, aislamiento, cambios de humor, miedo, soledad, pérdida de la noción de tiempo… Y entre los síntomas físicos: dolor de espalda, síndrome del túnel carpiano, dolores de cabeza, insomnio, mala nutrición, mala higiene personal, dolor de cuello, ojos secos, aumento o pérdida de peso…

Y además…

Adicción al cibersexo

La adicción al cibersexo es una de las adicciones a Internet que más difusión han tenido en los últimos años. Hablamos de pornografía online, sitios web para adultos, salas de chat para adultos / fantasía sexual y servicios de cámaras web XXX, entre otros. Estar obsesionado con cualquiera de estos servicios puede ser perjudicial para la capacidad de una persona para entablar relaciones sexuales, románticas o íntimas en el mundo real.

¿Es realmente una adicción?

Es probable que te lo estés preguntando. Todo el mundo tiene pasatiempos que les encanta hacer con regularidad. Por lo general, no hay mucho de qué preocuparse por tener hábitos que no causen daño ni angustia. Por ejemplo, jugar videojuegos unas horas los fines de semana o examinar regularmente las ofertas de las tiendas de moda favoritas no significa que seas adicto a los videojuegos o a las compras. Pero, ¿dónde está la línea entre el hábito y la adicción? Es complicado:
Un hábito es algo que haces con regularidad, normalmente porque lo has practicado o lo has incorporado a tu rutina (como lavar los platos o hacer la cama, aunque no sea muy placentero).
Una adicción implica participar en un comportamiento porque sientes una recompensa al hacerlo. En este caso puede que sepas que es dañino para ti, pero no puedes controlarlo. Si esto implica que llegues tarde al trabajo o que hagas tareas importantes, es posible que estés lidiando con algo más cercano a una adicción que un hábito.

Adicción a las relaciones virtuales

Las personas que sufren de adicción a las redes sociales, salas de chat o mensajería instantánea se involucran a niveles enfermizos en las relaciones online volviéndose más importantes para el individuo que las relaciones en la vida real con familiares y amigos. En muchos casos, también conduce a discordia marital e inestabilidad familiar.

Nomofobia

Este término, derivado de ‘no’, ‘móvil’ y ‘fobia’, describe la angustia provocada por no tener acceso al teléfono móvil; es claramente un temor obsesivo a no poder utilizar el móvil para comunicarse, bien sea para recibir llamadas o estar al tanto de sus notificaciones de mensajes y redes sociales. Sus síntomas van desde una ligera sensación de incomodidad hasta un ataque grave de ansiedad.

¿Qué provoca un uso compulsivo del móvil?

Un estudio realizado por la Universidad de Washington (EE. UU.) reveló cuatro desencadenantes comunes para el uso compulsivo del móvil o nomofobia: tener momentos desocupados, como esperar para encontrarse con un amigo; antes o durante tareas tediosas y repetitivas; situaciones socialmente incómodas; o estar esperando un mensaje o notificación. El equipo se sorprendió al descubrir que los desencadenantes eran los mismos en todos los grupos de edad objeto de estudio.
“Lo que más nos sorprendió fue lo similares que eran los comportamientos de las personas, independientemente de la edad”, dijo Hiniker. “Aunque los estudiantes de secundaria eran más propensos a hablar sobre el uso de sus teléfonos como cobertura para situaciones incómodas, la mayoría de los temas que vimos atravesaban todos los grupos de edad”, explican los autores.

Adicción a los videojuegos

La situación de pandemia que vivimos en todo el mundo ha hecho que los videojuegos se hayan convertido en la principal adicción de los menores en España. Así lo determinaba la última Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES) del Ministerio de Sanidad y datos de la ONG Proyecto Hombre, que sitúa en primer lugar de las adicciones de los menores a los videojuegos. Entre los jóvenes de 14 a 18 años es una práctica habitual para el 82,2% de ellos, en su mayoría niños. El uso compulsivo de internet también aparece como otra adicción de los menores dado el fácil acceso a los mismos.

Desde 2019 la OMS hizo oficial la adicción a los videojuegos como trastorno mental. El llamado “gaming disorder” se encuentra dentro de la sección sobre “trastornos mentales, del comportamiento o del desarrollo neurológico” y va justo después del “gambling disorder”, esto es, la ludopatía, con la que comparte varios rasgos.

Su inclusión en esta clasificación entrará oficialmente en vigor el próximo 1 de enero de 2022.

Cibercondria

Se trata de un trastorno muy frecuente. Es la búsqueda compulsiva de información en aquellas personas que se convencen de que padecen alguna o algunas enfermedades de cuya existencia se han enterado gracias a la red. Y es que si bien es verdad que Internet ofrece a los usuarios una gran cantidad de datos y conocimientos, para ciertas personas supone un impulso incontrolable de recopilar y organizar datos. En algunos casos, la búsqueda de información es una manifestación de tendencias obsesivo-compulsivas preexistentes que, en el caso de la salud, puede conducir al efecto nocebo, lo contrario del efecto placebo. Por lo general, la búsqueda compulsiva de información también puede reducir la productividad laboral y potencialmente conducir al despido.

Síndrome F.O.M.O.

El síndrome F.O.M.O (fear of missing outes un fenómeno que se está volviendo cada vez más común y puede causar un estrés significativo en la vida de las personas. Puede afectar a casi cualquier persona, pero hay un sector que corre mayor riesgo aún. ¿Qué es exactamente? El miedo a perderse algo, la sensación de que los demás se divierten más, viven una vida más satisfactoria o experimentan cosas mejores que uno mismo. Implica un profundo sentido de envidia y afecta la autoestima. Instagram y Facebook suelen ser el foco de estas sensaciones. Proporciona una situación en la que comparamos nuestra vida ordinaria con los aspectos más destacados -y muchas veces premeditados- de la vida de los demás. Así, nuestro sentido de la normalidad se ve sesgado y tenemos la impresión de que nuestra vida es increíblemente peor que la de los demás.

Cómo saber si se necesita ayuda

Estas preguntas que nos plantea la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria pueden orientarnos en este sentido:

¿Dedica más tiempo del que cree que debería a navegar por la red?

¿Piensa que tendría un problema si redujera el tiempo que pasa en Internet?

¿Se han quejado sus familiares de las horas que dedica al ordenador?

¿Le resulta duro permanecer alejado de la red varios días seguidos?

¿Se resienten sus relaciones al pasar muchas horas conectado al ordenador?

¿Existen áreas o archivos de la red a los que encuentra difícil resistirse?

¿Tiene problemas para controlar el impulso a adquirir productos y servicios ofertados en la red?¿Ha intentado, sin éxito, reducir su uso?

¿Extrae gran parte de su placer vital del hecho de estar conectado a la red?

 

Referencia: Terán Prieto A. Ciberadicciones. Adicción a las nuevas tecnologías (NTIC). En: AEPap (ed.). Congreso de Actualización Pediatría 2019.

Recomendaciones respecto al consumo de medios digitales en edades tempranas de la AEPAP
  • Limitar el tiempo de medios digitales para los niños menores de 5 años.
  • Estar atento a la utilización de las pantallas Nada de consumo para los niños menores de 2 años Menos de una hora al día para los niños de entre 2 y 5 años.
  • Nada de consumo una hora antes de ir a la cama Nada de consumo pasivo de pantalla en los parvularios(o sea, nada de películas comerciales).
  • Concretar tiempos libres de pantalla durante las comidas y durante el tiempo de lectura.
  • Tener un plan (no improvisar) respecto al uso de las pantallas en el hogar.
  • Ayudar a los niños a reconocer y cuestionar los mensajes publicitarios, los estereotipos y otros contenidos problemáticos.
  • Recordar que demasiado tiempo dedicado a las pantallas deriva en oportunidades perdidas de aprendizaje (los niños no aprenden a través de la pantalla en esas edades).
  • Recordar que ningún estudio apoya la introducción de las tecnologías en la infancia.
  • Atenuar los riesgos asociados con el consumo de medios digitales.
  • Los adultos deberían dar el ejemplo con un buen uso de las pantallas .
  • Controlar el contenido y estar, en la medida de lo posible, con el niño mientras consume pantalla. Dar prioridad a contenidos educativos y adaptados a la edad de cada niño .
  • Adoptar estrategias educativas para la autorregulación, la calma y el establecimiento de límites. Sustituir el tiempo de pantalla por actividades sanas, como la lectura, el juego exterior y las actividades creativas .
  • Apagar los dispositivos en casa durante los momentos en familia.
  • Apagar las pantallas mientras no se usan, evitar dejar la televisión “siempre puesta.

Referencia: Terán Prieto A. Ciberadicciones. Adicción a las nuevas tecnologías (NTIC). En: AEPap (ed.). Congreso de Actualización Pediatría 2019.

¿Las redes sociales son malas para la salud mental?

Desde Facebook hasta TikTok, las redes sociales están arraigadas en nuestra vida cotidiana, conectándonos con el trabajo, la escuela, las empresas y entre nosotros. Sin embargo, si bien las redes sociales ayudan a construir estas conexiones y aliviar los sentimientos de aislamiento, también afectan el bienestar mental y emocional de los usuarios. Durante las últimas dos décadas, las redes sociales se han convertido en un arma de doble filo a medida que nos desplazamos para curar el aburrimiento, retratar versiones pulidas de nosotros mismos o ponernos al día con familiares y amigos. Según el Centro de Investigación Pew (2021), el 82 por ciento de los adultos estadounidenses de 30 años o menos usan algún tipo de red social. Sin embargo, los estudios de investigación señalan la conexión entre el uso de las redes sociales y sus resultados indeseables que aumentan la incidencia de ansiedad, estrés, depresión, preocupaciones sobre la imagen corporal y soledad en adolescentes y adultos jóvenes.

 

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