Este 1 de diciembre se reinicia dentro de la Universidad de Sonora el programa de aplicación de pruebas rápidas para detectar VIH, el cual se llevó a cabo el pasado mes de septiembre en el área médica de Salud Estudiantil y que contó con el apoyo de médicos y enfermeros pasantes, así como prestadores de servicio social que aplicaron reactivos que proporcionó el sector salud.
Ilse Guadalupe Solano, médica encargada de área de consultorios médicos del Programa de Salud Estudiantil, indicó que en la campaña anterior se aplicaron 139 reactivos y se superó la demanda, por lo que invitan a acercarse de nuevamente.
“Son pruebas muy fáciles de realizar, nada más se necesita una gota de sangre como muestra, esa gota se coloca en el dispositivo, se coloca después el reactivo y se espera durante unos minutos nada más y se obtiene el resultado”, comentó.
Aclaró que las pruebas no son exclusivas por riesgo de relaciones sexuales; son para toda aquella persona que está en contacto con sangre u objetos punzocortantes y que deben checarse periódicamente; incluso, se recomienda que la población en general se las realice.
“Se recomiendan realizarse si se han mantenido relaciones sexuales de riesgo, que son relaciones en las que no hay utilización de un preservativo, independientemente sea femenino o masculino; se la pueden realizar también cada seis meses, sobre todo si son personas que mantienen contacto con sangre continuamente, por ejemplo, es en el caso de las carreras de las ciencias de la salud como medicina, odontología, enfermería, en el caso de los químicos biólogos, personas que se encuentren manejando muestras sanguíneas en laboratorios”, explicó.
Reiteró que, a partir del miércoles 1 de diciembre, volverán a aplicar las pruebas rápidas y su disponibilidad depende del inventario que maneja la Secretaría de Salud, por lo que se debe generar una cita mediante el correo: salud.estudiantil@unison
Sin estigmas
A casi 40 años que se comenzó a detectar el VIH aún se presentan prejuicios que llevan a la estigmatización social, la cual el maestro Francisco Javier Romero Córdova, del Departamento de Psicología, consideró se da porque se involucran aspectos morales, al pensar que esta enfermedad afecta según el buen o mal comportamiento de una persona y que lo relacionan con la sexualidad, por lo que todavía hay mucho que avanzar, aprender y educar sobre el tema.
“A pesar de que ya pasaron casi cuatro décadas se hace presente esta estigmatización, el pensar que le va a dar a ciertas personas o que se van a contagiar ciertas personas o cierto grupo poblacional; eso hace que la enfermedad se estigmatice y que, por lo tanto, las personas que padecen de esta infección tengan miedo a revelarlo, tengan miedo a compartirlo con las demás personas, sobre todo en el trabajo”, explicó.
Indicó que este temor sigue presente aun y cuando por ley está normado y no se puede exigir una prueba que determine si se cuenta o no con VIH.
El cómo enfrentará una persona ser cero positivo, comentó, dependerá de los recursos emocionales con los que cuente, su capacidad para gestionar emociones y los problemas que ya traiga consigo, pues vendrá el miedo a lo desconocido e incertidumbre ante una nueva situación.
“Hay que aprender para manejar esta situación, desde lo legal, hasta lo relacionado a la salud, recurrir a un lugar para recibir el tratamiento adecuado, todo lo que implica conocer lo que rodea a la enfermedad, las cargas virales, los conceptos que involucran entender y empaparte de todo; eso va a ser necesario para mayor tranquilidad, mayor certeza de que estás conociendo lo que está sucediendo contigo y qué estás tomando buenas decisiones”, expresó.
Este 1 de diciembre se conmemora el Día Mundial de la lucha contra el Sida y, según datos del Inegi, durante el 2020, en México fallecieron 4 mil 573 personas a consecuencia del virus de inmunodeficiencia humana (VIH); de ellos 3 mil 815 fueron hombres y 758 mujeres.
Mientras que en Sonora el promedio de mortandad por cada 100 mil habitantes es de 3.46 – 4.42, en México, 15 entidades se encuentran por encima del promedio nacional, que es de 3.62 defunciones, los estados con más alta tasa de mortalidad por el VIH son: Quintana Roo, Colima y Campeche; y con las tasas más bajas se ubican: Tlaxcala, Zacatecas, Guanajuato, Michoacán, Durango, Aguascalientes, Coahuila e Hidalgo.