Me encuentro esta tarde de jueves igual que lo han expresado muchas personas, impactada ante la noticia del asesinato del ex procurador y candidato a la alcaldía de Cajeme, Abel Murrieta.
Con el de Murrieta Gutiérrez, Cajeme cuenta ya 17 asesinatos en lo que va del mes de mayo. Hace apenas unos días al municipio se le ubicó entre los más violentos del mundo.
Con el respeto que todas las víctimas y sus familiares merecen, ¿Por qué el caso del ex procurador impacta tanto?
Sin duda parte de la explicación se encuentra en que por su desempeño tenía una mayor exposición pública, pero también porque en el hecho confluyen muchos factores: El haber ocupado la Procuraduría, de ser candidato actualmente y tampoco se puede desestimar su participación como abogado de la familia LeBarón.
¿Habrá tocado alguna fibra sensible la postura de Abel Murrieta cuando recientemente advertía que no tenía miedo, que iba en serio en el combate a la inseguridad? “Voy sin miedo y voy a recuperar la seguridad para Cajeme” sentenció.
Pero con Murrieta Gutiérrez llega ya a 80 el número de políticos asesinados en este proceso electoral.
Hace apenas unos días la consultora Etellekt en su Cuarto Informe de Violencia Política en México 2021 detallaba que a un mes de la jornada electoral ya el número de candidatos y candidatas asesinadas, igualaba la cifra que se registró en el proceso de 2018; de acuerdo al mismo conteo el de Abel Murrieta es el asesinato número 32 de aspirantes o candidatos en los comicios.
El citado informe refiere 476 agresiones contra políticos, que incluyen homicidios, amenazas, robos o secuestros, entre otras, las cuales dejaron 443 víctimas y esta cifra representa un incremento de 64% en comparación al mismo periodo del proceso electoral 2017-2018”.
https://www.forbes.com.mx/politica-mexico-suma-79-politicos-asesinados-proceso-electoral-2021/
Muchas de las expresiones que se hicieron notar a través de las redes sociales, reflejaban un grado de impotencia, coraje y miedo.
El asesinato ocurrió a plena luz del día en un evento de campaña donde además una mujer resultó lesionada.
Por supuesto el buitrerismo político no se hizo esperar. Apareció por todos lados y de todas partes, con rostros y desde el anonimato.
El asesinato de Abel Murrieta sin duda marcará un parteaguas en esta campaña y por sus implicaciones las autoridades deberán redoblar esfuerzos para resolver el caso. Abel Murrieta se suma a la larga lista de víctimas y su familia al alto número de deudos de este clima de inseguridad que parece que no tiene límite y que le restriegan en la cara a las autoridades, su incapacidad.
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