“Por qué mi hijo no escucha lo que le digo o parece no importarle”, esta suele ser una de las quejas principales de los padres, pues no comprenden cómo, su hijo pequeño, ha dejado de hacerle caso y de estar a su lado, incluso para conseguir que respeten lo que se les dice, por lo general, las cosas terminan tensas y con malas caras.
Los hijos parecen no escuchar a sus padres, más bien lo que sucede es que ponen a prueba los límites, desobediencia es su forma de desafiar las reglas para medir a los padres y saber hasta dónde se puede llegar, una vez que conocen los límites, de mala gana o no, terminarán haciendo lo que deben hacer.
Lograr que un hijo pequeño o adolescente sea obediente totalmente en todo lo que se le ordene, es una tarea a veces casi imposible, aunque hay límites de tolerancia y en ocasiones sus niveles de desobediencia son tan altos que los padres terminan perdiendo el control.
La desobediencia de los hijos
Los niños son desobedientes porque están buscando su libertad y encontrar su independencia personal para la toma de decisiones, y eso incluye hacer lo que desean y no lo que sus padres les digan, los padres, por su parte, buscan enseñar valores de responsabilidad y cumplimiento, y la madurez de un adulto sabe que no se puede hacer siempre lo que se quiere, sino que también es necesario hacer lo que se debe, aunque no lo queramos en el momento.
Las etapas de desobediencia de los niños se presentan a diferentes edades, y aunque es una lotería saber cómo se comportará un niño, es cierto que aquellos niños que desde pequeños se enseñaron a ser más obedientes y responsables tendrán menos posibilidades de llegar a niveles extremos de desobediencia, comparado con aquellos niños que desde pequeños se les dio mucha libertad y no se les exigió cumplir reglas.
Como hacernos escuchar con nuestros hijos
Lo primero es llenarse de paciencia y evitar alterarse, puede ser difícil frente a las actitudes desinteresadas y desafiantes de los hijos, pero se debe evitar caer en esa actitud, ya que es probable que conlleve a la falta de respeto y la situación empeore aún más.
Las causas de la desobediencia pueden ser dos a grandes rasgos, por un lado, la falta de disciplina y reglas que el niño está queriendo imponer, y por otro también puede haber problemas emocionales involucrados, hay que estar atentos a cuál es la causa, si se trata solo de indisciplina o hay algún problema detrás de esa actitud.
Hablar con el niño es la forma más directa de tratar de descubrir el motivante de su actitud, una vez hecho, se debe explicar de manera tranquila que hay reglas por cumplir y acciones por hacer, que él deberá acatar cuando se le indique o de manera autónoma.
Estableciendo reglas
Deberás decirle claramente lo que esperas de él y por qué, aunque no te vaya a hacer caso a la primera, deberás hacerlo para informarle primero, no le insistas en repetirles las cosas más de dos veces, se las dices y esperas a que las haga, si le empiezas a insistir estarás reforzando su desobediencia.
Si luego de que le hayas solicitado hacer algo una o dos veces no lo hace, deberás empezar a tomar acciones sancionatorias, quitarle algo que le guste o no permitirle hacer algo que desea, de esta manera él va a asociar la desobediencia con una consecuencia que es como debe ser, sumado a la actitud tranquila y calmada de los padres para que vea que no los va a desestabilizar y no se trata de un pulso personal sino de reglas.
Una vez que el niño obedezca, aunque sea una pequeña parte, deberás darle un premio positivo, ceder o retirar una parte del castigo, para que igualmente asocie la obediencia con un beneficio, quizás las primeras veces no obedecerá todo, pero paulatinamente debes ir aumentando el nivel de exigencias conforme sea necesario.
Como ves, corregir los casos donde los hijos no son obedientes, puede ser una tarea un poco difícil y de largo tiempo, pero no es imposible, si colocas en práctica consejos como estos, es probable que lo consigas sin mayor dificultad.