Negro Día de Muertos

Por Guillermo López Franco

¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

Gustavo Adolfo Bécquer

La mañana del 2 de noviembre de 2025, México amaneció de luto. Dos hechos marcaron la jornada: Durante el Día de Todos los Santos, una explosión en un local comercial Waldo’s del centro de la ciudad de Hermosillo provocó la muerte de 23 personas. Horas después, durante la noche y en plena celebración del Festival de las Velas en la ciudad de Uruapan, el alcalde Carlos Manzo Rodríguez fue asesinado a balazos en medio de la consternación de la multitud que se dio cita en la plaza principal de la ciudad.

Los dos hechos ensombrecieron las festividades del Día de Muertos. En Hermosillo, todas las celebraciones fueron canceladas por las autoridades municipales y la ciudad se ha convertido en noticia en la prensa internacional. Un doloroso eco de lo que sucedió la tarde del 5 de junio de 2009 cuando el incendio de la Guardería ABC provocó la muerte de 49 infantes y otros 106 resultaron heridos.

 

Las causas del siniestro aún están siendo investigadas por las autoridades y, al momento de escribir estás líneas, aún no hay una explicación clara.

La cuenta oficial en X del Movimiento Cinco de Junio, conformado por padres y parientes de las víctimas de la Guardería ABC, publicó la recomendación de que los menores de edad afectados por la explosión en Waldo’s fueran enviados al hospital Shriners en Estados Unidos, especializados en la atención a menores quemados.
Shriners fue el lugar donde los menores del ABC fueron atendidos y ahora volvió al recuerdo de los habitantes de la capital sonorense. Sin embargo, aún queda mucha información que debe esclarecerse sobre las víctimas, incluyendo la edad de los involucrados.

Lo que es cierto es que los hermosillenses revivieron la conmoción que experimentaron 16 años antes. El hecho fue trágico y está ciudad conmemoró el Día de Muertos con un luto muy fresco impregnado en el ambiente.
Mucho más sombrío resultó el caso del asesinato del alcalde de Uruapan. Carlos Manzo había sido uno de los más vehementes críticos de la inseguridad que se vive en México y, particularmente, en el estado de Michoacán, donde el crimen organizado mantiene un régimen de terror sobre las plantaciones y regiones rurales. Apenas una semana antes, el 21 de octubre, el líder de los agricultores de limón, Bernardo Bravo, fue asesinado y Carlos Manzo había registrado su compromiso de proteger a la población del municipio aunque le costara la vida.
Manzo se había hecho famoso por tomar el liderazgo en las acciones de seguridad del municipio, incluso cuando el combate al narcotráfico es de competencia de autoridades federales. Pero el alcalde nunca ocultó su frustración con las medidas tomadas desde el Gobierno Federal, que consideraba insuficientes y prefirió ponerse a la cabeza de varias operaciones.

El asesinato, cometido pocos minutos después de que Manzo dirigiera un discurso a los locales y turistas que se congregaban la noche del primero de noviembre para inaugurar el Festival de las Velas, copó las primeras planas de la prensa nacional e Internacional.

Hasta ahora, las autoridades han informado de la detención de dos sospechosos y la muerte de uno más en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad. Aún queda por conocer el móvil y al autor intelectual del crimen, aunque el tufo de la narcopolítica es innegable.

El hecho de que los atacantes hubieran podido burlar cualquier protección y atentar contra la máxima autoridad municipal, no es, por desgracia, un hecho extraño en México. Solamente en los últimos trece meses, 9 alcaldes han sido víctimas mortales de un atentado. Frente al estupor que causó la explosión en Hermosillo, el homicidio de Carlos Alberto Manzo Rodríguez es una confirmación de la violencia que zarandea a la sociedad mexicana.
La celebración del Día de Muertos tiene mucho de surrealista. Nacida del sincretismo católico e indígena, los mexicanos se han vuelto famosos a nivel mundial por esta expresión de jovialidad, familiaridad y colorida aceptación de la muerte como parte de la vida. Pero la famosa Catrina adquiere un aspecto doloroso ante la tragedia de Hermosillo y muestra su rostro más terrorífico cuando llega invitada por el crimen y la corrupción.
Esperamos que, con un sistema de justicia acaso tan surreal como la propia tradición del 2 de noviembre, México pueda volver a celebrar su antigua tradición con el festivo luto de años que parecen ya lejanos.

Related Posts

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más información

Are you sure want to unlock this post?
Unlock left : 0
Are you sure want to cancel subscription?