El próximo 13 de septiembre se cumplen 16 años del fallecimiento del astrónomo Antonio Sánchez Ibarra, científico autodidacta, divulgador y pieza clave en el desarrollo de la infraestructura astronómica en Sonora.
Integrantes de la comunidad científica lo recuerdan como un referente nacional, entre ellos el astrofísico Alfredo Manríquez Rangel, exalumno suyo y egresado de la Licenciatura en Física de la Universidad de Sonora en 2007.
“Antonio representa una institución para la astronomía en México y, particularmente para Sonora, un emblema para quienes nos dedicamos a esta ciencia. Estuvo involucrado en prácticamente todos los proyectos de infraestructura astronómica del estado”, señaló Manríquez.
Sánchez Ibarra fue impulsor de proyectos como el Observatorio Astronómico de Cananea, el Observatorio Carl Sagan de la Universidad de Sonora y diversos planetarios estatales. En el año 2000 recibió el Premio Nacional de Divulgación de la Ciencia, reconocimiento a su compromiso con la enseñanza y acercamiento de la astronomía al público.
Conmemoración de su legado
Para recordar su aniversario luctuoso, el observatorio del Centro Ecológico de Sonora realizará actividades durante septiembre:
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Jueves y viernes: charlas sobre su vida y aportaciones.
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Sábados: observación solar dentro del recorrido del recinto.
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13 de septiembre, 18:00 horas: jornada de observación pública en su memoria.
Un astrónomo autodidacta
Nacido en Mexicali en 1955, Sánchez Ibarra creció en Nogales, Sonora, ciudad que consideraba su tierra de origen. Se integró a la Universidad de Sonora a inicios de los años 90, invitado por el académico Julio Saucedo Morales, para fundar el área de astronomía en la institución.
Desde una estación de monitoreo instalada en la Unison, fue uno de los primeros en alertar sobre explosiones solares y sus efectos en la Tierra. Su formación autodidacta lo convirtió en ejemplo de que la astronomía es una ciencia abierta, en la que aficionados y profesionales pueden aportar al conocimiento del universo.
“Lo recuerdo como un humanista y gran divulgador, alguien que nos enseñó a sacar la ciencia de las aulas y llevarla a la gente”, expresó Manríquez.
Sánchez Ibarra falleció el 13 de septiembre de 2009, pocos días después de haber cumplido 54 años, dejando un legado científico y humano que sigue vivo en cada mirada al cielo.