¡Qué calor!

  • Oye, ¿sabes cuánto calor hace?
    —No, ¿cuánto?
    —Tanto que abracé a mi suegra para aprovechar su frialdad.

  • Hace tanto calor que el agua fría de la llave me salió con vaporcito y diciendo: “¡Avísame antes, por favor!”

  • El calor está tan fuerte que mi sombra pidió vacaciones y se fue a la playa.

  • —Doctor, creo que me estoy derritiendo.
    —Tranquilo, es solo calor.
    —No, de verdad… ¡era un helado!

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