- No está considerado un transtorno ni tampoco una enfermedad
- Pero si hay un síndrome que se reconoció en 1970 quien decía que siempre había una justificación para sus acciones
¿Qué es el síndrome del impostor?
Cuando nos llega algo bueno no nos la creemos y justificamos diciendo que fue la suerte de un momento, comentó la psicóloga Michelle Gortarez para explicar, en pocas palabras, el Síndrome del Impostor.
Durante la sección de Bienestar Emocional en el Noticiero de Soledad Durazo en Radio Fórmula Sonora, la colaboradora del espacio comentó que las personas con este síndrome suelen no reconocer el esfuerzo que hacen y piensan cuando obtienen algo positivo, no se lo merecen.
En la dinámica familiar, por ejemplo, los hermanos suelen compararse y le dan el crédito del más inteligente, capaz y estudioso, al otro hermano.
El impostor tiene miedo de aceptar lo que es capaz de hacer; cuando está en espera de algo no cree que lo logrará y cuando lo obtiene considera que fue porque las cosas se acomodaron a su favor.
Michelle Gortarez describe cinco acciones que estas personas podrían considerar para realizar un cambio:
- Reconocer que están ahí.- El “impostor” desacredita su capacidad y antepone argumentos que afirman que él no lo merece: “Me dieron el trabajo porque no había más”.
- No compararse con los demás. – Valorar su trabajo y su esfuerzo como persona individual y no estar pendiente de lo que sucede con el de lado.
- Evitar el Perfeccionismo.- No somos un fraude cuando nos equivocamos, es parte de la vida y cuando más podemos aprender.
- Tener compasión de sí mismo.- Aquí es importante vernos como humanos, dejar de atacarnos y revisar la manera en que nos hablamos porque la voz que escuchamos de nosotros es la que guía nuestras vidas y la forma en que la construimos. Sirve vernos en el espejo y reconocer las cosas buenas que tenemos.
- Dificultades habrá siempre.- Deja de evitarlas
Hay más mujeres con el Síndrome del Impostor
Michelle Gortarez acertó en que desgraciadamente son más mujeres quienes presentan esta condición e hizo referencia al papel que les toca vivir en la sociedad y que a veces desconocen la importancia que tienen sus actividades.
Puso como ejemplo, a las amas de casa, quienes de manera natural responden “No hago nada” cuando se les pregunta si “Trabajan”. No hacen nada, porque atienden las necesidades cotidianas de la familia, la casa, sin saber que los buenos resultados de los hijos en la escuela, también la califica a ella. Por tanto, dijo, el ama de casa debe valorar y reconocer su trabajo.
