El ser humano siente una variedad de emociones a diario, y el miedo es una de ellas, una emoción como cualquier otra.
Pero en los tiempos que corren es más frecuente sentirla. Todos en algún momento hemos sentido miedo, y es incluso necesario sentirlo para nuestra supervivencia. Sin embargo, si dejamos que el miedo nos domine y lo dejamos crecer, llega a ser una de las emociones más incapacitantes, bloqueando nuestra forma de pensar y reaccionar.
Ante el miedo, en la naturaleza humana y animal hay tres opciones de respuesta: la huida, el paralizarse, o la agresividad. Todas son reacciones innatas, por lo tanto, no sabemos cómo reaccionaremos hasta estar frente a lo que tememos. Lo que sí sabemos es que si ese miedo es muy intenso, puede tener como consecuencia la pérdida de control absoluto.
Es por esto que en muchas sociedades el inocular miedo es un arma de control de la población, pues ante esta emoción la población no piensa con claridad y se generan respuestas defensivas y de desconfianza entre las personas, produciéndose una división social.
¿Cómo manejar el miedo del mejor modo posible?
Existen personalidades más vulnerables a esta emoción, las cuales sienten miedo a diario por todo, fantasean continuamente con sucesos catastróficos, generándoles un elevado sufrimiento por no poder ser capaces de disfrutar la vida, ya que temen que algo malo les pueda ocurrir.
Estas personas están en estado continuo de hipervigilia, y como consecuencia, sufriendo un estrés elevadísimo, afectando a su estado de ánimo, al sueño y a su vida en general.
Este tipo de personalidades es habitual que acaben acudiendo a psicoterapia, y a menudo este sentimiento de inseguridad se origina en la infancia como consecuencia de las experiencias vividas por cada uno en sus familias de origen y en sus experiencias tempranas de vida.
¿Qué hacer? La forma de manejar el miedo está basada en las siguientes ideas clave y pautas a seguir.
1. Enfrentándolo reuniendo valor
Lamentablemente el miedo no se puede evitar ni dejar de sentir, hay que enfrentarlo. No existen fórmulas mágicas y hay que tener el valor de enfrentarse a esas experiencias. Es por esto que si tu miedo te genera demasiadas limitaciones en tu vida, es aconsejable pedir ayuda profesional.
2. Racionaliza lo que temes
No dejes que crezca en tu mente tu temor, porque en la mayoría de las ocasiones, nuestros temores son mucho más elevados y alejados de la realidad de lo que creemos. Para ello, ten en cuenta estas opciones:
- Escribir tus peores temores y ver qué podrías hacer para enfrentarte a ellos; siempre solemos tener soluciones creativas para ello.
- Observar cuánto de real hay en tus miedos y qué probabilidades hay de que ocurra lo que temes, te sorprendería lo poco realistas que suelen ser.
- Cuestiónate hasta dónde limitan tu vida tus miedos y hasta qué punto cumplen alguna función en tu vida. En ocasiones detrás de un temor hay un deseo que tememos cumplir.
- Respecto a temores infundados de forma externa, mantén una visión objetiva y crítica.
3. Entrena a diario la respiración diafragmática
En la medida que sepas controlar tu respiración, podrás calmar tu miedo y controlar tu cuerpo y tu cabeza; sentirás que tienes el control sobre ti mismo.
Es aconsejable que busques alguien que te enseñe a respirar adecuadamente. La respiración es esencial para dormir y descansar, evitar crisis de ansiedad, así como para mantener un equilibrio mental y emocional. Si te centras en la respiración conseguirás mitigar estos temores.
4. Ponte un listado de temores a enfrentar
Que sea gradual, de menos a más intensidad. Ve afrontándolos uno a uno siguiendo el orden de la lista e intenta que no exista mucho espacio de tiempo entre secuencia y secuencia, una media de dos a tres en la semana. De esta forma irás cogiendo seguridad en ti mismo, verás más cerca tu objetivo y tu miedo se irá reduciendo.
Por ejemplo, si tienes miedo a lugares con mucha aglomeración de gente en sitios cerrados empieza por lugares como acudir a una panadería, una farmacia, una terraza, más adelante un supermercado, y así sucesivamente, centrándote en tu respiración. Es aconsejable que pidas ayuda profesional si te sientes muy limitado.
5. Refuérzate positivamente
Cada logro, por pequeño que sea, es un avance; sé compasivo contigo mismo. Date cuenta de los cambios que vas logrando, estos a menudo ocurren poco a poco.