¿Son los padres culpables de que su hijo sea un acosador?

La intimidación escolar o bullying, es una fuerte problemática hoy en día, que perjudica la vida de muchos niños a nivel mundial y nos atrasa como sociedad. Lo cual ha conllevado a que los especialistas tomen iniciativa propia y se cuestionen el por qué sucede esta problemática, donde está el origen de ello, de donde nace el interés de un menor a ofender a su igual.

¿De dónde proviene el Bullying?

En tal punto, una investigación subida a la revista “Child Abuse and Neglect”, concluyó que una conducta muy negativa de los padres del niño incrementa las posibilidades de criar a una víctima o victimario. Luego de analizar diferentes informes realizados por los especialistas, basándose en el bullying, determinaron que a varios de los abusivos los unía una misma característica, y es que habían sido víctimas de negligencia infantil.

Pero, por otro lado, cuando en una vivienda se mantiene una buena relación, responsabilidad afectiva, una buena comunicación y cuidados adecuados, disminuye las posibilidades de que les sucedan situaciones de bullying.

Normalmente los pequeños imitan a los mayores y adoptan las conductas que más tengan presentes. Durante la niñez, ellos imitan las actitudes de sus padres, son su ejemplo a seguir y esto se puede interpretar tanto para bien como para mal. Es por ello que debemos ser más conscientes, para formar buenas personas, y avanzar como sociedad.

Las conductas erradas llegan a ser normalizadas por los niños

Si ofendemos a nuestros hijos y los hacemos sentir inferior al momento de cometer errores, es probable que reaccionen de igual manera con las amistades del colegio. Igualmente, cuando son perjudicados de maltratos en el en hogar de cualquier tipo, asumirán que es lo correcto y normalizaran conductas erradas. Lo cual les traerá muchos inconvenientes al momento de relacionarse con la gente de su alrededor.

Lo más grave de toda esta situación, es que los abusos infantiles se transforman en entornos familiares llenos de negligencia; y que trasmiten esta clase de conductas de generación en generación. La cadena de ABC News tuvo una plática con Nick Schiavone, un padre que en su infancia fue una víctima del bullying y negligencia infantil. Actualmente es un padre soltero que acude a terapias para canalizar su ira al momento de formar a sus niños.

Él explica que su papá era un abusivo. Lo maltrataba verbal y físicamente, hasta el punto de tirarlo al piso. Y es lo que menos quisiera hacerles a sus hijos, él está consciente de como esto puede afectar de manera negativa como persona. Él es miembro de un programa para afianzar los lazos de la familia, el cual está determinado por National Exchange Club Foundation.

La jefa de la institución Karen Askew, determinó que muchos de los individuos que asisten allí, lamentablemente fueron víctimas de bullying y sufrieron maltratos en casa. Todos ellos comparten una misma idea, y es que no le quieren hacer esos maltratos a sus niños; sin embargo, los seres humanos suelen formar a sus hijos de la misma manera en la que los formaron.

Los hogares de madres o padres solteros son más vulnerables

Provenir de un entorno familiar de padre o madre soltera, puede ser causante de trastornos de personalidad, conllevados por la falta de responsabilidad afectiva. El niño llamará la atención en la escuela, como manifestación a la carencia de amor en casa, lo que puede significar fastidiar a los compañeros del colegio.

Es bien sabido que los abusadores en el colegio son rechazados por las críticas sociales, en varias ocasiones suelen ser los bravucones, pero también populares. Esto les hace pensar que tienen poder sobre alguien y sienten que cuentan con el apoyo que anhelarían tener en el hogar, es por ello que continúan con este mal comportamiento.

Aunque no siempre los hijos que se han formado en un ambiente abusivo se transforman en abusadores. Muchos han sido hijos de padres negligentes, pero al recibir clases de antibullying en la escuela evitará que se fomente esta conducta. Así lo explicó la maestra de educación infantil, en la Universidad de Carolina del Norte, Dorothy Espelage.

La profesora explicó que la apariencia del bravucón de la escuela, a la que estamos acostumbrados a ver se ha modificado a través de los años. Pasaron de ser intimidantes a ser simpáticos y más sociables. Hasta pueden ser los favoritos del profesor, solo que utilizan las intimidaciones cuando creen que lo necesitan.

Líderes de la manada y tener el control

La profesora explicó que quieren tener el control, ser líderes de la manada.  Y su manera de lograrlo es hundiendo a los demás, es una especie de modalidad con jerarquía, o como pasa en la naturaleza, el más apto sobrevive.

Por otra parte, los especialistas en salud conductual de Kids Health afirman que algunos fastidian a sus amistades o compañeros porque en sí mismos tienes baja autoestima; no son seguros de sí mismos. Someter a los demás menores, los incita a creer que son líderes, que tienen el control, como si fueran una persona importante.

A la vez drenan sus frustraciones y de alguna manera canalizan su ira. También existen quienes no se relacionan con los demás compañeros y no están conscientes de que esta conducta simplemente no está bien.

Existe una causante biológica y ambiental

El especialista en la ira y maestro del Centro de Estudios Infantiles de la Universidad de Yale, Denis Sukhodolsky; realizó un estudio para llegar al fondo de la causante ambiental y biológica que incita al niño a tratar mal y denigrar a sus compañeros que también son unos niños.

El equipo de investigación al que asistió este profesor concluyó que los abusadores padecían de una inestabilidad emocional; en otras palabras, no sabían identificar cuando alguien estaba molesto. También, a través de pruebas cerebrales, hallaron que tenían diferencias en el cerebro los que solían practicar abusos.

Pues la ignorancia social es una característica que los abusadores mayormente comparten con los perjudicados, los cuales también les cuesta socializar, hacer relaciones interpersonales. Así lo explican las investigaciones.

El docente cree que no hay una sola herramienta que solucione el bullying; sin embargo, está consciente de que a lo largo de estos últimos años han avanzado en este tema desde el momento en que inició sus profundas investigaciones en el año 1990, luego de que muchos menores cometieran suicidio.  

Él dice que los colegios o instituciones tienen el deber de tener a la mano una planificación, un programa de ayuda para los alumnos que se ven acosados, o los que pueden llegar a ser abusivos. Pues también toma en cuenta que los alumnos deberían expresar sus problemas para desarrollarse, con la finalidad de promover la empatía y se puedan ayudar.

Estos son factores que pueden ayudar a que un niño se convierta en acosador:

Factores personales:

  • Baja empatía: la incapacidad de ponerse en el lugar de otra persona y ver las cosas desde esa perspectiva es uno de los principales motivos por el cual un niño puede ser más cruel con otro. Para él, es imposible que esa broma que él está gastando sea interpretada de otra manera distinta que la que tiene él.
  • Baja autoestima, sentimiento de inferioridad: se ve claramente cuando la conducta está motivada por los celos. Esto hace que se dispare en el niño una alarma y que su manera de reequilibrar ese sentimiento de inferioridad sea “machacando” a otro compañero hasta que ese “desnivel” que él percibe desaparezca.
  • Carácter autoritario, competitivo e impulsivo: suelen presentar actitud provocadora en la mayoría de situaciones sociales en general, escasos recursos de afrontamiento adecuado de los conflictos y nula tolerancia a la frustración, presencia de modelos de conducta agresivos próximos a él.
  • Escaso autocontrol emocional: no reconoce sus emociones y, por tanto, no sabe dar una respuesta adaptativa ante ellas. De ahí que, desde ACANAE, promovamos tanto el trabajar la Inteligencia Emocional como forma de prevención.
  • Presencia de trastornos psicopatológicos: por ejemplo, trastornos depresivos, TDAH, trastorno negativista desafiante, etc.

Factores familiares:

  • Estilo de crianza deficiente: poco afectivo o incluso violento, alto grado de permisividad ante conductas agresivas del niño y ausencia de límites y normas y de la aplicación de consecuencias si no se cumplen; recurrir al castigo físico o emocional (lo cual retroalimenta la violencia en el niño).
  • Acontecimientos traumáticos y/o estresantes: violencia doméstica, familias desestructuradas, maltrato infantil, divorcios problemáticos, enfermedades graves, etc.

Factores sociales:

  • Aprendizaje vicario: en psicología social, se conoce con este término a todas aquellas conductas que repetimos porque hemos visto que han sido efectivas en otras ocasiones para otras personas en la misma situación que nosotros. Por tanto, si un niño ve que hay un patrón de conducta violento que ha resultado efectivo para conseguir sus objetivos, tenderá a repetirlo. Se trata de un aprendizaje por modelaje o por experiencia ajena.
  • Amigos que intimiden a otros compañeros: está relacionado con el punto anterior y con el sentimiento de pertenencia al grupo. Si un niño ve que los miembros de su grupo de amigos acosan a otro compañero y que éste es un requisito indispensable para formar parte de él, crecen las probabilidades de que este niño repita o participe en ciertas conductas para sentirse aceptado.
  • Medios de comunicación en los que se fomenta la competitividad, el poder o la violencia como método efectivo para conseguir propósitos a través de programas de televisión, videojuegos o películas, por ejemplo.

Es muy importante destacar que estamos hablando de factores que pueden influir en que un niño se convierta en acosador pero que en ningún momento estamos hablando de un perfil tipificado. Cada caso es diferente al anterior y por ello se deben tener en cuenta las particularidades del mismo, ya que puede que se cumplan los factores mencionados anteriormente o no.

 

No se trata de criminalizar al acosador sino de demostrar que, muchas veces, se trata de un niño que también necesita intervención y trabajo para eliminar esa conducta lo antes posible ya que, de lo contrario, ellos también contarán con consecuencias psicológicas a largo plazo que, con el paso del tiempo, será más difícil revertir.

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