Las emociones son un elemento aparentemente ineludible de la experiencia humana. Muchos psicólogos han teorizado que existen emociones básicas a partir de las cuales se forman otras. Los modelos más populares incluyen los seis según la teoría psicológica de Paul Ekman (ira, disgusto, miedo, felicidad, tristeza, sorpresa) y las ocho de Plutchiks que se agruparon en cuatro pares de polos opuestos (alegría-tristeza, ira-miedo, confianza-desconfianza, sorpresa-anticipación). Un estudio más reciente sugiere que hay 27 emociones distintas, cada una de ellas unida por un gradiente continuo. Pero además de conocerlas, controlar las emociones se vuelve una prioridad si queremos sobrevivirlas sin que nos consuman.
Las emociones son adictivas
Si bien podemos pasar horas debatiendo cuántas emociones existen, siempre tenemos que recordar un hecho: son adictivas. Tanto las emociones positivas como las negativas pueden ser como una droga para todos nosotros. Si no se controlan, estas sensaciones pueden llegar a consumir todo el ser de una persona, y dejar a esa persona a merced de picos momentáneos en sentimientos.
Controlar tu estado emocional es absolutamente crítico para tu capacidad de ser productivo, tomar decisiones informadas y rendir al máximo en todas las áreas de la vida.
Estar en completo control de ti mismo emocionalmente requiere disciplina mental y sacrificio. Para aquellos que están principalmente en contacto con su experiencia kinestésica, el manejo de las emociones puede ser uno de los aspectos más desafiantes de la vida.
Sólo tú eres el responsable de tu estado emocional
La responsabilidad es el comportamiento más maduro que cualquiera de nosotros puede desarrollar. Fomenta la independencia, el trabajo duro, el enfoque y la determinación. Si te comprometes a asumir la responsabilidad de tu vida, todo sigue. Gestionar las emociones no es diferente. A veces podemos pasar años evitando este tipo de compromiso con uno mismo, prefiriendo en cambio culpar a los demás y las situaciones externas por cómo nos sentimos.
Si quieres dominar tus emociones, primero debes aceptar que tú eres el que controla cómo te sientes, nadie más. En otras palabras, tienes elección.
Algunos criticarán esta creencia, a menudo señalando eventos trágicos como la muerte que causa angustia emocional. La clave aquí es diferenciar entre sentir emociones y permitir que la emoción te gobierne. Sí, puede ser un catalizador para una gran cantidad de emociones negativas, pero esta es una parte de un proceso necesario: el duelo. Tenemos la opción de llorar como parte de nuestro propio proceso de curación y, posteriormente, la decisión de aceptar y seguir adelante con nuestras vidas.
Tomar responsabilidad te hace madurar
Hazte una pregunta honesta: ¿Asumes la responsabilidad de tu estado emocional? ¿Aceptas el control de cómo te sientes o permites que las acciones de otros (o eventos) dicten tus emociones?
Ejemplo. Antes de comenzar a tomar posesión de nuestra vida, solemos ser inmaduros e irresponsables. Podemos estar estancados durante horas en los mismos bucles de pensamientos negativos sintiendo lástima por nosotros mismos mientras que simultáneamente culpamos a otros por causar esos sentimientos.
El no tomar responsabilidad nos deja indefensos, inmovilizados e inmaduros. Pero tomar responsabilidad de tus emociones te hace estar más internamente enfocado y validado.
Una fórmula simple para controlar las emociones
Todos experimentamos pensamientos negativos e improductivos, y la mayoría de nosotros podemos recordar los que nos dejaron aturdidos. No siempre puedes controlar la locura que viene a tu cabeza, pero puedes controlar cuánto tiempo persiste ese pensamiento sin cuestionarlo, si permites que se arraigue, influye en cómo te sientes y, en última instancia, dicta tus acciones.
Aplica en esta fórmula que te ayudará a gestionar las emociones
Pensamientos → Sentimientos → Acciones → Resultados
Primero, identifica un estado emocional inútil que estás experimentando y sigue el camino. Puede ser útil escribir o verbalizar un párrafo corto que explique la situación desde tu estado negativo actual.
Ejemplo:
Estoy enojado y frustrado porque me ha tomado mucho tiempo escribir este artículo. Estoy bastante seguro de que esto se debe a que me olvidé de tomar mi estimulante de cafeína extrafuerte esta mañana. Sin mi estimulante, no puedo concentrarme ni ser productivo. Escribir este artículo me ha tomado más tiempo de lo que pensé, y ahora estoy dedicando más tiempo a debatir si comprar otro café.
Pensamientos → Olvidé comprar mi café, no puedo trabajar sin él, necesito un impulso.
Sentimiento → Ira / Frustración / Desamparo.
Acciones → Ninguna – Dilación, pensando en comprar café, no en escribir.
Resultados → Sin progreso, sin hacer.
Cómo puedo cambiar mi resultado al controlar las emociones
Pensamientos → Olvidé mi café, pero no es gran cosa. Puedo trabajar sin él, como lo he hecho antes muchas veces. Es vergonzoso afirmar honestamente que no puedo funcionar sin una dosis alta de cafeína. No soy un drogadicto, y puedo ser productivo sin estimulantes. (Nota: aquí también abordé una creencia limitante y adictiva).
Sentimiento → Ahora me siento facultado y ligero. Cuando leo esto de nuevo, suena algo ridículo. ¿Cómo podría honestamente convencerme de no poder trabajar sin un estimulante? La productividad es mi elección, y no voy a dejar que no estar con pastillas de cafeína me impida alcanzar mis metas.
Acción → Empecé a escribir. El 75% de este artículo se ha escrito desde esta realización y reajuste de esos pensamientos iniciales improductivos. Las ideas siguen fluyendo suavemente en mi mente. Tengo menos distracciones y no aceptaré mis propias excusas para no hacer nada.
Resultado → Esto se publicará hoy, y pasaré al siguiente trabajo. La próxima vez que culpe a la escasez de café / cafeína, recordaré esto y me recordará cómo siempre tengo una opción en cuanto a cómo me siento y cómo reacciono ante una situación.
Lo bueno de esta fórmula es que también podemos aplicarle emociones positivas. Si alguna vez te encuentras en un estado feliz de flujo, productividad, satisfacción, felicidad, etc., simplemente trabaja utilizando el mismo modelo. Trata de determinar qué acciones condujeron a tu resultado, qué sentimientos impulsaron tus esfuerzos y qué pensamientos los estimularon.
Toma nota, porque esa es tu estrategia personal de productividad: es un método único y comprobado que puedes utilizar en cualquier momento para acceder a ese estado de flujo para hacer las cosas.
Empoderarte a ti mismo
- Comprende que siempre puedes controlar tu estado emocional.
- Puedes apagar los pensamientos negativos en cualquier momento y reemplazarlos por otros útiles.
- En cada momento de la vida, personalmente eliges si estás facultado o no.
- Cuanto más rápido te controles a ti mismo, más poder tendrás para determinar los resultados que experimentes.
Si quieres cambiar algo en tu vida, comienza con tus pensamientos. Solo observa, ya que el efecto compuesto de Pensamientos → Sentimientos → Acciones, te lleva al cambio en el resultado que deseas.