Una queja muy frecuente de los padres con respecto a la alimentación de sus hijos es la relativa a la cantidad de comida que deben comer y cómo poner límites. Es decir, tan alarmante es para unos padres el que su hijo o hija como “poco” como el hecho de que al niño o la niña todo le parezca poco.
Lo que les inquieta a los padres no es sólo los problemas que pueden derivarse de una mala alimentación en sí (como problemas de sobrepeso, obesidad, diabetes…) sino además los posibles problemas derivados de esto, por ejemplo, problemas de ansiedad, de aceptación social, de autoestima, etc.
En el caso de los niños que comen demasiado (según sus padres) y con ansiedad, encontramos varios comportamientos preocupantes ya sea porque comen muy rápido, porque siempre quieren más cantidad, porque parecen no saciarse nunca, o porque comen de una manera casi compulsiva, más propia de un adulto que de un niño.
La relación niño-comida va mucho más allá de la simple nutrición, pues desde que nacemos, la comida (leche) es un símbolo de protección y a través de la lactancia se establece un gran vínculo emocional con la madre. Por lo tanto, esto nos da una pista sobre la relación tan estrecha entre comida y estado emocional.
El niño que come demasiado vuelca su ansiedad en la comida, por eso es recomendable en primer lugar ocuparnos del problema de ansiedad, en lugar de centrarnos exclusivamente en la alimentación, pues tanto nutricionistas como pediatras desaconsejan poner al niño o la niña a dieta.
¿Qué podemos hacer como padres para ayudar a nuestro hijo a calmar su ansiedad?
- Lo primero es localizar cuál es el foco de la ansiedad y trabajar sobre él: problemas en el entorno familiar, presión escolar, exceso de deberes, etc.
- Enseñarle otras válvulas de escape a esa ansiedad como podría ser practicar algún deporte.
- Emplear técnicas de relajación adecuadas a su edad.
- Establecer rutinas que favorezcan hábitos saludables tanto de comidas como de sueño, de ejercicio físico, etc.
- Trabajar su autoestima y aportarle seguridad y confianza.
Debemos tratar el problema desde una perspectiva de salud, el objetivo es enseñarle al niño o la niña hábitos saludables, en este sentido también podemos hacer algunas recomendaciones saludables referentes a la alimentación.
Consejos para una alimentación sana
- Dar ejemplo es fundamental, por lo que una alimentación sana en nuestro hijo o hija empieza por una alimentación sana en nosotros.
- Limitar, en la medida de lo posible, los alimentos considerados poco saludables en casa. Si no compramos alimentos “peligrosos” no tendremos que enfrentarnos a si los debe comer o no.
- Eliminar la idea de alimento “prohibido”, pues todos sabemos que prohibir es despertar el deseo. La mejor forma de no aumentar ese deseo en el menor es permitir que lo coma de forma esporádica.
- Evitar siempre picar entre horas.
- Los alimentos integrales son siempre un buen aliado pues dan más sensación de saciedad.
- Controlar el tiempo de comidas, no debe ser demasiado breve. Enseñarle, por ejemplo, a dejar el cubierto en el plato entre bocado y bocado.
Fuente: 10enconducta.com