Ana Paula poco a poco va recuperando la vista, el habla y la movilidad.
Hace un par de años un hombre la agredió y la dejó por muerta en un terreno baldío de la colonia Altares en Hermosillo.
Ella entonces estudiaba criminología, tenía 19 años y un hijo de 9 meses.
Después de 10 horas de la agresión despertó, pero su vida había cambiado para siempre.
El agresor, se sabría posteriormente, fue un hombre de la misma colonia.
Han sido largos y tortuosos meses de terapia que le permiten ir mejorando en el uso de sus facultades, pero todavía no puede valerse por sí misma, atada a una silla de ruedas, sin que sus ojos distingan del todo los objetos ni su voz se haya recuperado por completo.
¿Será que podemos imaginar el miedo que Ana Paula sintió y que de acuerdo al diagnóstico médico le provocó un infarto cerebral por el desequilibrio entre el aporte de oxigeno y el flujo sanguíneo cuando el tipo trataba de estrangularla?
Es solo uno de tantos casos, donde gracias a la denuncia se pudo dar con el agresor y hoy está en la cárcel.
Pero son muchos hechos de violencia que se registran y que quedan entre las paredes de una casa. El miedo, el temor a las consecuencias es lo que evita que la víctima busque apoyo y que permite a la parte agresora seguir repitiendo sus conductas y entre ambos normalizando una situación que luego se prolonga a las nuevas generaciones.
El miedo paraliza.
Miedo a quedarnos solas, a exponer nuestra realidad, a exhibir nuestra debilidad o vulnerabilidad, miedo a los golpes y a toda expresión de violencia física y verbal, es lo que impide que muchas mujeres denuncien la situación que viven.
Es esta realidad la que impulsó la creación de la campaña #DejaElMiedoAtrás desde la Fiscalia de Justicia del estado y músicos solidarios que crearon una campaña que busca difundir este mensaje.
Y es aquí donde los medios de comunicación y quienes en ellos trabajamos, nos sumamos porque estamos conscientes del potencial que los mensajes tienen para contribuir e impulsar que las mujeres como las principales víctimas de la violencia, dejen el miedo atrás y se atrevan a denunciar situaciones que no merecen experimentar.
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