Michelle se ha sumado a la lista de mujeres embarazadas que se han contagiado de COVID-19. Residiendo en Navojoa, comenzó con síntomas de ronquera junto con un cansancio intenso, al tener alta temperatura se hizo la prueba con el terror de que resultara positiva, y fue así.
“Lo más desesperante de tener COVID-19 es no saber qué está pasando con tu bebé. No poder visitar un ginecólogo, no podía tomar medicinas como el resto de la gente.” comentó. Estuvo limitada a medicamento homeopático debido a su condición, y hubo un monitoreo cada tercer día de parte de la Secretaría de Salud.
Para Michelle a sus seis meses de embarazo, vivir los días en espera de que le dieran la ansiada noticia de que ya había superado el coronavirus, fueron de un verdadero terror psicológico.
De acuerdo a datos del registro civil, en Sonora se han registrado un total de 8,866 nacimientos durante la pandemia. Situaciones como el embarazo y dar a luz durante estos seis meses de pandemia y confinamiento, pueden resultar abrumadoras y afectar la salud mental, provocando el desarrollo de ansiedad, estrés y/o depresión.
De acuerdo a la Psic. Claudia Armenta, las mujeres embarazadas son más propensas a sufrir estos padecimientos debido a los cambios que atraviesa su cuerpo y puede ocurrir una ambivalencia emocional “Por un lado siente ilusión ante la espera de su bebé, pero por otro hay incertidumbre, miedo, aislamiento, temor a un contagio e incluso a una pérdida.” comentó. Agregó que al mezclar estos síntomas con el embarazo se genera un mayor riesgo de presentar ansiedad o depresión.
La salud mental materna desempeña un papel fundamental para el bienestar emocional del bebé. “Todos los canales sensoriales se utilizan para el establecimiento de vínculos afectivos y el canal más potente es el de la comunicación no verbal… una madre que sufre ansiedad o depresión, puede no satisfacer las necesidades del bebé… Y eso puede tener efectos negativos.” mencionó Claudia.
De igual manera aclaró que no todas las mujeres pueden experimentar estos síntomas y que incluso al bajar su ritmo de vida han podido disfrutar más de su embarazo, como es el caso de Cynthia Melendrez de 26 años. “Mi embarazo ha sido muy sano… no me he sentido desesperada por el encierro, más bien aprovecho y duermo lo más que puedo… La atención médica que he recibido es muy buena, nunca me deje de atender a pesar de la pandemia.”
Armenta hizo un llamado a los profesionales de la salud a cuidar de la seguridad emocional de las mujeres embarazadas y de las madres de recién nacidos. Comentó que es importante “Acompañar durante este proceso, evitar culpar, preguntarle cómo se siente, ayudar a descubrir que una emoción negativa es válida, y sobre todo, ver cuáles son sus necesidades. Recordarle que primero es persona, y después es familia.”